El Arosa sufrió la derrota más dolorosa de los últimos 25 años. Ese es el tiempo que lleva el club sin disputar un play-off de ascenso a Segunda División B, oportunidad que ayer pasó por delante de las narices de los cerca de 1.800 aficionados, pero que terminó escurriéndose entre los dedos pese a que las matemáticas todavía dejan una pequeña puerta abierta a la esperanza de cara a la última jornada.

La tarde de calor empezó con un severo espasmo para la afición arlequinada. Solo seis minutos tardó en convulsionar el marcador. El origen estuvo en una cabalgada de Javi Pazos por banda izquierda cuyo centro mordido fue a parar a los pies de Rivas en el vértice del área pequeña. Su maniobra de protección del balón ante la presión de Filgueiras solo sirvió para dejar el balón a pies del delantero para batir con calidad a Lloves con un disparo a media altura.