El Rápido Bahía pasó en dos años de jugar en Preferente a hacerlo en Segunda Autonómica. Para reflotar el barco y enderezar el rumbo la directiva se puso en manos de uno de los técnicos más experimentados de la comarca: Aurelio Estévez. El buenense pidió libertad para encargarse con sus ayudantes del área deportiva y el resultado llega incluso antes de que acabe la temporada: ascenso a Primera Autonómica con un equipo completamente nuevo con respecto a la pasada campaña y que se tuvo que reconstruir a medida que iban pasando las jornadas debido a las lesiones que dejaron en el dique seco a jugadores importantes. El ascenso del Bahía ha sido de todo menos fácil y por eso Aurelio Estévez ahora lo que quiere es disfrutar del momento y acabar la temporada como campeones [aún quedan dos partidos, ante San Adrián y Cruceiro]. "Del futuro ya habrá tiempo para hablar más adelante", dice. Incluso el premio de este fin de semana le cogió un poco por sorpresa. "Lo único en lo que pensaba y que me rompía la cabeza era nuestro partido en A Lama y ganarlo", asegura.

Cuando Estévez asumió las riendas del Bahía el objetivo era que en tres años el equipo volviese a estar asentado en los puestos altos de la Primera Autonómica. El ascenso en la primera temporada, tal como ya ocurriera cuando se hizo cargo del Domaio, ha apurado esos plazos y permite a los de Aldán afrontar el futuro con cierta dosis de tranquilidad. El técnico es todo un experto en cuestión de ascensos: logró dos con el Beluso (uno de ellos con los juveniles) y al Domaio lo llevó desde Segunda Autonómica a Preferente. "Es un poco de suerte, tener equilibrio y saber llevar a un grupo de 20-25 jugadores. Hay que tener buenos futbolistas y saber dirigir, pero también hay que saber hacer que todos se sientan importantes aunque algunos no jueguen mucho y que nadie abandone", explica el entrenador, que también destaca a los otros dos miembros de su equipo técnico, Fran Rosales y el preparador físico Álex Calvo.

El ascenso fue posible en gran medida a la capacidad para reinventarse a lo largo de la temporada. El delantero Breixo solo pudo jugar el primer tercio de la campaña, hasta que se rompió el ligamento cruzado; el media punta Chalo tuvo que operarse; el central Saéz tuvo que ser operado dos veces en la rodilla; el punta Cristian sufrió ante el Deiro una fisura en el pie que se complicó mucho más de lo esperado... Todo un cúmulo de desgracias que incluso afectaron a los futbolistas que llegaron como refuerzos, caso de Koeman. "Vino en diciembre, jugo 20 minutos de un partido y a los 11 minutos del segundo, ante el San Adrián, se lesionó. A ver si puede reaparecer este domingo", dice. Durante este largo camino al Bahía le tocó reconstruirse y reconvertir a algunos de sus jugadores, sobre todo en ataque debido a las ausencias de Breixo y Cristian. Unas lesiones que el cuerpo técnico achaca al estado del terreno de juego: "No hay caucho, arena ni pelo por debajo y cada vez está peor. Eso hace que los tacos no giren bien y provoca las lesiones en la rodilla", apunta el entrenador.

Aurelio Estévez señala como otro de los ingredientes del éxito el "compromiso" y la "ilusión" de la plantilla. Después de dos años difíciles el club de Aldán volvió a contar con un grupo que se comportó como una piña y que respondió con creces a pesar de las adversidades. "Me quedo con lo que dicen los jugadores, que destacan la unión en el vestuario, o imágenes como las que vi este año, con veteranos como Breixo animando y enseñando a los juveniles mientras participaba en los rondos", destaca Estévez.

Ahora solo piensa en ganar al San Adrián y al Cruceiro para acabar la temporada en lo más alto.