La complicada situación clasificatoria del Domaio, unido a que el capítulo de bajas no le dejan demasiado margen de maniobra, han empujado al club que preside Antonio Martínez a acudir al mercado de invierno. El conjunto moañés busca refuerzos para afrontar una segunda vuelta en la que deberá dar el do de pecho para conseguir su objetivo de la permanencia. La intención es hacerse con un mínimo de dos refuerzos, si bien lo ideal sería conseguir uno por línea, como reconoce el propio entrenador de los moañeses, Aurelio Estévez.

Estévez apunta que "no es que estemos muy justos porque contamos con una plantilla de 20 futbolistas, pero Diego lleva un mes sin entrenarse por cuestiones laborales y en las últimas semanas hemos tenido dos sancionados. Si a eso le unes las lesiones, nos quedamos sin efectivos". El técnico asume que "a estas alturas es complicado encontrar a alguien, porque deben ser jugadores que mejoren lo que tenemos, o al menos que puedan competir con los que ya están". La idea es encontrar un hombre por línea, y que lleguen al menos dos futbolistas. En todo caso, "si hay algo bueno en el mercado que marque la diferencia, nos daría igual la posición".

Por lo demás, Estévez pide a los suyos que mantengan la moral alta aunque puedan llegar malos resultados. "Nosotros tenemos que intentar arañar puntos donde sea y no venirnos abajo por ningún resultado adverso", afirma. Su justificación es que "esto no se va a decidir hasta muy al final y aunque ahora podamos vernos descolgados a cinco o seis puntos de la salvación todo puede cambiar". Ejemplifica con equipos como el Caselas o el Mondariz, que han ganado posiciones o como el Ourense, que ha ido cayendo poco a poco. Además, se muestra optimista por la posibilidad de que hay pocos o ningún arrastre desde la Tercera División. "No hay muchos equipos de esta zona abajo. A lo mejor puede que solo bajen de Preferente tres o cuatro conjuntos. Hay que ser fuertes a pesar de los marcadores y afrontar con ganas todas las semanas", sentencia el preparador.

Por lo demás, la obsesión continúa siendo cerrar la sangría de goles encajados. "Marcamos, pero el problema es que los rivales nos marcan tanto en casa como fuera. Hay que detener eso. Si lo hacemos tendremos bastante ganado y podríamos haber conseguido algún punto más", apunta. Del último encuentro ante el Gondomar, que finalizó con derrota por 4-1, se muestra bastante satisfecho. "Fue mucho más igualado durante 60-65 minutos de lo que dice el marcador. Nos adelantamos y los apretamos mucho, pero en esta situación las decisiones arbitrales siempre te perjudican", dice, en referencia al penalti que supuso el 2-1 para los locales. "Luego con el 3-1 ya se acabó el partido", añade.