O Gatañal se vistió ayer con sus mejores galas y una hora antes del encuentro ya había numeroso público ocupando su sitio en las gradas. El ambiente se animó más aún con la llegada de la Marea Azul, que con sus cánticos y animosidad contribuyó a que el pabellón reviviese sus mejores días y fuese un auténtico fervedoiro. Entre los asistentes había muchas camisetas verdes del Frigoríficos, aquella equipación de la temporada 2005/06 en la que el Cangas disfrutó de su primera aventura europea ante el Viborg.

La única acción que en cierto modo empañó el intenso partido de ayer fue el tiempo muerto de Zvonko Shundovski cuando faltaban 26 segundos para el final y sin nada en juego. Esa decisión del técnico, que quería preparar una última jugada para ganar el encuentro, encendió los ánimos de las gradas y del banquillo cangués. Varios aficionados comenzaron a reprochar la acción al banquillo del CSM Bucarest y, desde el propio graderío, se encararon con algunos de sus integrantes. La cosa no pasó a mayores, aunque los aficionados después recriminaron algunos de los gestos del segundo entrenador de Shundovski. Una vez acabado el encuentro los jugadores se saludaron deportivamente, aunque la polémica siguió coleando en la sala de prensa en la posterior comparecencia de los entrenadores.

La afición de O Gatañal recompensó a su equipo con gritos y cánticos de ánimo, un reconocimiento a la entrega del equipo. Al final muchos aficionados saltaron a la pista para abrazar y hacerse fotos con la plantilla y el cuerpo técnico.