Y O Gatañal llegó al éxtasis. La simbiosis que el histórico pabellón cangués vivió con su equipo permitió cosechar una heroica victoria ante el Villa de Aranda en la que muy pocos podían creer en la primera parte. El Frigoríficos levantó una desventaja que llegó a ser de hasta siete goles (6-13) para acabar imponiéndose por 28-24 en un extraordinario segundo tiempo. Fue un triunfo de raza, de juego, de intensidad, de balonmano en estado puro y, cómo no, de magia, con un polideportivo de O Gatañal absolutamente entregado a su equipo.

Fue un partido de los que hacen afición, y un triunfo de los que refuerzan moralmente como pocos. Porque el Cangas ya llegó tocado al partido, con David García y Amarelle con problemas físicos que hicieron que Pillo los reservase. El tanto inicial de Serafín dio paso a un auténtico calvario para los locales, a los que no les salía nada. La defensa hacía aguas y sufría de lo lindo para frenar a Moreira y el ataque carecía de verticalidad, y cuando encontraba buenas opciones de lanzamiento, aparecía Javi Santana para amargar a sus excompañeros. Así, el técnico del Cangas pedía tiempo muerto con solo siete minutos jugados (2-5).

El panorama no cambió y Pillo optó entonces por dar entrada a David García y a Amarelle pero los cangueses continuaban sin claridad en las dos áreas. Pillo pedía nuevo tiempo con la máxima diferencia del conjunto arandino (4-11, minuto 21) y las cosas seguían sin cambiar, con una actuación arbitral bochornosa que impedía a los cangueses acercarse un poco más. Con todo, al descanso quizá lo mejor era el resultado (8-13).

En la reanudación el Frigoríficos optó por meterle una marcha más al partido. Alen Muratovic tomó las riendas y comandó a los suyos hacia la fe (13-16, minuto 35). Ahora el Cangas creía de verdad en sus posibilidades y la afición local empujaba a los suyos en cada acción. La fortuna aún no había cambiado, con Javi Díaz deteniendo un penalti a Soliño y Cabanas devolviendo la renta a los suyos (13-18). Pero la tendencia era distinta y el preparador visitante, Jacobo Cuétara, trató de detener la avalancha que se le estaba viniendo encima (15-18, minuto 38).

El Cangas siguió remando. El marcador no lo reflejaba pero el dominio local ya era muy claro. Y llegó el punto de inflexión. Un parcial de 4-0 con penalti detenido por Mijuskovic y dos exclusiones arandinas permitió al Cangas volver a situarse por delante (22-21, minuto 51, con tiempo de Cuétara). Pero la tormenta ya estaba desatada. El Villa de Aranda igualó (22-22) y aguantó hasta el 25-24 pero nadie podía parar entonces a un Frigoríficos que ya iba desatado hacia la victoria. O Gatañal explotó de júbilo ante un Cangas que volvió a realizar un ejercicio de fe.