Desde el final de la temporada, la salida de Diego Costa al club inglés era un secreto a voces. Ya lo había deslizado públicamente incluso el futbolista en alguna zona mixta durante el Mundial de Brasil 2014, disputado con la selección española y del que fue eliminado en primera ronda con dos encuentros jugados y ningún gol.

Su última temporada ha sido extraordinaria con el Atlético. Ganó la Liga y fue finalista de la Liga de Campeones con él como líder ofensivo y mejor goleador, con 36 tantos en 51 encuentros oficiales: 27 en 35 duelos de Liga; ocho en nueve choques de la máxima competición europea; y uno en cinco encuentros de la Copa del Rey.

Dos partidos más de la Supercopa de España del pasado verano frente al Barcelona, en los que no marcó ningún gol, completan su sensacional trayectoria en su última campaña en el Atlético, con el que también ha ganado una Copa del Rey, en 2013 al Real Madrid con gol suyo, y una Supercopa de Europa, en agosto de 2012 al Chelsea.

Aquel curso 2012-13, con el argentino Diego Simeone al mando del Atlético, fue la explosión en Europa del delantero, que pasó de suplente a titular indiscutible y que terminó el año, además de con el trofeo de Copa en el Santiago Bernabéu, con un buen volumen de goles, 21 en 44 encuentros, y con un papel relevante en el conjunto.

Atrás quedó su largo viaje hacia la titularidad en el Atlético, desde que en 2007, con 18 años, fue fichado de la Liga portuguesa. Tardó tres años y medio en jugar su primer partido oficial con el conjunto rojiblanco, hasta 2010-11, porque los primeros tres años fue cedido al Celta (2007-08) y al Albacete (2008-09) y traspasado en 2009-10 al Valladolid y recomprado para el siguiente ejercicio.

Fue entonces, en el verano de 2010, cuando regresó a la plantilla del Atlético con su futuro en el aire, aunque salió vencedor del debate en el club sobre la elección para la última plaza de extra-comunitario de la plantilla entre él y el argentino Eduardo Salvio, que se marchó cedido al Benfica.

La temporada 2010-11, con Quique Sánchez Flores en el banquillo, jugó ya 39 choques, 19 de ellos como titular, y logró siete goles. La competencia en esa posición era exigente en esa campaña, con el argentino Sergio 'Kun' Agüero y el uruguayo Diego Forlán como los delanteros de referencia en esa época.

Una grave lesión de rodilla al siguiente verano, rotura del ligamento cruzado anterior, obstaculizó de nuevo su progresión. Estuvo seis meses de baja y, en enero, fue cedido al Rayo Vallecano, con el que jugó 16 encuentros y acumuló diez goles, antes de volver al Atlético para iniciar un camino imparable hacia el éxito.