José Luis Mendilibar es el entrenador que sustituirá a Joaquín Caparrós al frente del banquillo granota. El Levante ha anunciado que ha alcanzado un principio de acuerdo con el vasco para la próxima temporada con la posibilidad de ampliar la relación contractual durante una campaña más si se logra la permanencia.

La primera toma del contacto se produjo el martes por la noche, pocas horas después de romperse oficialmente las negociaciones con el técnico de Utrera, que firmó con el Granada. El director deportivo Manolo Salvador cenó con el propio Mendilibar en Madrid para intercambiar impresiones y trasladarle el interés oficial del club.

Las primeras conversaciones con Iñaki Ibáñez, representante del técnico vizcaíno, arrancaron ayer por la tarde, una vez que el agente selló la continuidad en el Sevilla de otro de sus clientes, Unai Emery. La intención del club, como así ha sido, era cerrar en un corto plazo de tiempo la contratación para comenzar de inmediato la planificación de la temporada 2014-15 tras las semanas perdidas con la indefinición y posterior plante de Caparrós.

Mendilibar ha sido en todo momento la opción B pensada por Salvador. Su nombre es muy conocido en la dirección deportiva y ha estado en las quinielas en los últimos años para ser el inquilino del banquillo del Ciutat de València. De Mendilibar gusta su trayectoria y experiencia, así como el estilo y la disciplina que imprime a sus equipos. Su carrera ha estado salpicada de grandes temporadas, mezcladas con tres destituciones.

En la campaña 2004-05 roza el ascenso a Primera con un Eibar que tenía a un joven Silva, cedido por el Valencia, como gran estrella. Ese papel le sirve para firmar con el Athletic al año siguiente, pero es despedido antes de acabar la campaña. Consigue subir a Primera al Valladolid en 2007 y lo mantiene durante dos temporadas antes de ser relevado por malos resultados en febrero de 2010. Un año después se hace cargo de Osasuna con un balance agridulce. En 2012 queda séptimo, a las puertas de Europa, y el curso pasado es fulminado tras un mal arranque con los rojillos.