Balonmano | Nacional
Lalín, la fábrica de porteros
A lo largo de su historia el Club Balonmán Lalín ha generado grandes porteros, una incansable fábrica en los últimos años ha llegado a su punto más alto con metas como Ledo, Mouriño o Faílde. Para analizar este trabajo de base y sus frutos hablamos con un portero que entró en el club con 9 años y se retiró con 45.

Pablo Pedreira, portero del Balonmán Lalín 24 temporadas, en el Lalín Arena.. | Bernabé/Javier Lalín
«Cuando eres portero, estás muy solo. Es duro tener un mal día y ver siete tíos delante de ti mirando para atrás», afirma Pablo Pedreira cuando se le pregunta qué hace especial a un portero de balonmano. En su caso, como sucede en muchas ocasiones, tuvo que ver su físico. «Tenía 9 años y venía del fútbol. Habíamos tenido algún problema y Suso nos convenció para ir todos al balonmano. Yo no sabía jugar pero tuvimos un torneo y me colocaron de portero porque estaba gordo», recuerda. Así fue como comenzó la historia bajo los palos de un hombre que se retiró a los 45 años tras toda una vida defendiendo la portería del Balonmán Lalín.
Con ese currículo, es el hombre adecuado para hablar de porteros a lo largo de la historia del Balonmán Lalín. Desde los años setenta, cuando metas como Jesús Aller «Pequené», Chicho Castaño y José Montoto, defendieron la portería rojinegra, hasta Xoel, el juvenil que acaba de aterrizar en el primer equipo, han sido muchos guardametas que han pasado por el BM Lalín. Como es habitual, la mayor parte de ellos han sido canteranos, hombres hechos en casa que dieron el nivel en categorías importantes, como es el caso del propio Pedreira. Otros, como Xoán Ledo o David Faílde, han terminado dando el salto a nivel internacional. Unos y otros han demostrado que Lalín tiene algo especial con los porteros, estén o no estén gordos.
Mario López y Pepe González
Nuestro camino por la portería del Balonmán Lalín de la mano de Pedreira comienza en la década de los 80, cuando Mario López y Pepe González eran los guardametas. «Llegué a coincidir con Pepe. Entrenábamos mucho juntos y tenemos una gran relación. Aprendí mucho de él. Era un buen portero, muy sereno. Su problema es que tenía una pata de palo. Si le tirabas abajo a la izquierda siempre marcabas», bromea.
A pesar de ser un habitual en la selección gallega en categorías base, a Pedreira le costó hacerse un sitio en el primer equipo. «Cuando empecé el entrenador era Javier Barrios y había dos porteros de fuera. Me dijo que no iba a jugar y decidí irme dos años para el Deza. Después regresé, ya más maduro y tuve una buena relación con él», recuerda.
Carlos Durán
Junto a él tuvo compañeros como Zalo, Pérez o David Carbón, aunque especialmente señalada fue su dupla con Carlos Durán, otro importante portero salido de la cantera rojinegra. «Siempre hubo discusión sobre cuál de los dos debía jugar. Creo que Carlos era mejor portero bajo los palos pero más lento a la hora de sacar el balón. En Lalín siempre se jugó al contraataque, así que eso era diferencial para que jugase yo», afirma, aunque elogia en muchos sentidos a su compañero. «Carlos transmitía a los jugdores algo diferente. Yo me calentaba mucho pero él siempre estaba tranquilo. Daba serenidad al equipo».
Mouriño y Ledo
En sus últimas temporadas en el Balonmán Lalín, Pedreira compartió entrenamientos con dos jóvenes que venían de la cantera y que terminarían marchándose pronto hacia equipos de superior categoría: Alberto Mouriño y Xoán Ledo. «Con Mouriño fue con el que menos estuve, porque se marchó pronto. Era el portero más técnico que había. Tenía una colocación muy buena. Recuerdo que cuando estaba en la base aburría a los compañeros porque era difícil marcale», explica sobre el meta que llegó a militar en División de Plata. En cuanto a Ledo, Pedreira no esconde que era su gran «debilidad». «Es un portero que tiene un carácter parecido al mío. Es muy impulsivo y siempre improvisa. Se involucra mucho en el juego, a veces de más. Lo conozco desde pequeño y lo quiero mucho, a él y a su familia. Era además un gran trabajador. Si había que hacer 10, él hacía 15». Ese joven al que recuerda es hoy uno de los mejores porteros del balonmano español.
David Faílde e Iago
Pedreira ya no coincidió sobre la pista con otros dos porteros destacados en los últimos años salidos de la cantera rojinegra. Por un lado está el ahora dueño de la portería del primer equipo, Iago. «Es un portero que fue mejorando con el paso de los años. Durante muchas temporadas le costó entrar en el equipo y tener continuidad. Si llevas siete u ocho años jugando minutos de la basura y partidos sueltos, te cuesta mejorar. Ahora que juega más se le ve más motivado y mejoró en cosas como los contraataques». En cuando al nuevo niño prodigio, David Faílde, Pedreira lo elogia desde la distancia. «No pude verlo mucho pero lo que vi me gustó mucho. Tiene una gran actitud en la portería y, parar llegar hasta donde llegó, tiene que ser un chaval que trabaja mucho».
Los nuevos tiempos
«Estos chavales tiene más calidad de que la teníamos nosotros», sentencia. «Todos ellos tienen grandes capacidades para ser porteros. En nuestra época teníamos más exigencia. En mi caso, o entrenaba y jugaba o me tenía que ir con las vacas. No te quedaba otra que dar el máximo. Ahora no se aprieta tanto a los chavales. Depende un poco de ellos que quieran trabajar y desarrollar esas cualidades. Quizás por eso ahora hay escasez de porteros en la base».

Carlos Durán. | / Bernabé

Alberto Mouriño. / Cedida

Xoán Ledo. / Cedida

David Faílde. | / Bernabé
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