Fútbol - Tercera División
Un Estradense para creyentes
Los números dan la espalda a los rojillos en un inicio de temporada de sombras pero también de luces crecientes

David Páez todavía no conoce la victoria en el banquillo del Estradense. | // BERNABÉ / Lois Docampo
El Estradense, ese equipo que se esperaba volviese a luchar en la zona media alta de la clasificación de Tercera, es penúltimo con solo cuatro puntos en las siete primeras jornadas. Los números niegan la razón al nuevo proyecto liderado por David Páez y en la afición del equipo rojillo ya han comenzado a surgir las primeras voces discordantes. ¿Realmente es tan malo el inicio de temporada del Estradense? Pues sí, aunque quizás no tanto como se puede pensar.
Como en todo, hay un lado bueno y un lado malo. En este caso, lo malo es fácil de ver. El Estradense no gana y no marca. Mal asunto. Un gol en siete partidos es una cifra de descenso de cabeza, y no hablemos de los siete partidos sin ganar. Fuera de números, el Estradense dejó malas sensaciones en varios de sus partidos. Los resultados ante Paiosaco y Silva dolieron más incluso por la imagen del equipo que por los puntos perdidos. Faltos de ideas, erráticos en su propuesta y, especialmente, una apuesta excesivamente defensiva que se tradujo en pocas ocasiones de gol. Esos factores dejaron incluso los primeros roces con la exigente grada del Estradense.
Más allá de los resultados, el equipo de David Páez está dejando dudas en cuanto a la plantilla. En estas siete jornadas se han sucedido los cambios en el once y en el sistema, buscando dar con la tecla adecuada. Tampoco ayuda que varios de los jugadores estén lejos de su mejor estado de forma –el equipo necesita encontrar al mejor Porrúa– o que haya posiciones con pocas alternativas. Es llamativo por ejemplo que el Estradense cuente con una delantera plagada de grandes nombres pero que solo haya logrado un gol y lo metió un centrocampista. O que iniciase la temporada sin un hombre en la medular capaz de dirigir la salida de balón.
Si a todos esto le sumamos falta de acierto a la hora de finalizar jugadas, nervios y fallos defensivos puntuales, se explica la posición en la tabla y las dudas de la afición. Sin embargo no todas las noticias son malas para el Estradense. A nivel de números lo más destacable son los ocho tantos en contra, pocos para un equipo que marcha penúltimo, o los tres partidos que dejó su portería a cero.
Sin embargo, lo más ilusionante para la afición es su evolución en el juego. Del partido ante el Paiosaco en casa al del Bergantiños del pasado sábado hay un cambio en el equipo para bien. Los rojillos se mostraron en esta ocasión como un bloque bien armado atrás en gran parte del partido pero también supieron dar un paso al frente cuando todo se puso cuesta arriba, demostrando que tienen capacidad para presionar arriba y generar ocasiones tanto con robos como con fútbol más combinativo.
Este partido daba continuidad a las buenas sensaciones que dejó el equipo contra el Arosa, mostrando una tendencia que se intuía desde el inicio de temporada, el Estradense era un equipo al que se iban a dar mejor los rivales grandes que los pequeños. Esta tendencia ya se notó también ante la Sarriana a pesar de la abultada y engañosa derrota final.
A este paso adelante influyeron muchos factores, algunos invisibles –el trabajo interno– y otros más apreciables. Uno de ellos es la incorporación de Sylla, quien, a pesar de tener mucho que mejorar y de traicionarle los nervios por momentos, ha dado un aire fresco a la medular estradense a la hora de tener el balón. El cambio a los tres centrales o el interesante tridente que han formado Juanín, Piñeiro y Sobrado se ha destapado como un acierto, al igual que la posición más adelantada y liberada de Raúl, donde siempre es un peligro constante.
Estas líneas al alza dibujan un Estradense todavía por descubrir. Los no creyentes pueden aferrarse a sus malos números o a su falta de gol. Y estarán acertados. Los creyentes verán en él un equipo con un potencial por descubrir y que muestra destellos de lo que puede llegar a ser. Y estarán acertados. El desenlace, en próximos partidos.
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