“Me llaman así porque hablo mucho en el campo y siempre le estoy rompiendo la cabeza a los compañeros”. Esa es la respuesta de Brais González al ser preguntado por el mote con el que se conoce en el vestuario del Lalín, “comandante”. En realidad, el centrocampista sabe mucho de motes. Desde sus inicios en la Escola de Fútbol Lalín, el jugador dezano se ganó el nombre futbolístico de Brais “Vila”, una referencia a su Vilatuxe natal. “Era una época en la que había varios jugadores que nos llamábamos Brais, así que me empezaron a llamar Vila y ya me quedó”, recuerda.

El centrocampista fue una de las grandes promesas salidas de la escuela del Cortizo. Tras varias temporadas destacadas como cadete el Deportivo lo fichó para su equipo juvenil. En el equipo herculino tuvo protagonismo en su primer año pero lo perdió en el segundo. “Me faltaba continuidad y con 16 años lo único que quería era jugar, así que decidí irme. Me faltaba cabeza. No debí marcharme”. Del Depor se fue el Pabellón, fichando después por el Agolada, equipo con el que logró el ascenso a Preferente. Hace dos temporadas, el jugador de Vilatuxe llegó al equipo del Cortizo, haciéndose pronto con un puesto fijo en la medular, bien por detrás del delantero o como mediocentro.

Desde esa posición retrasada, Vila fue uno de los protagonistas del partido que el Lalín disputó en el campo del Olímpico en la primera ronda de la fase de ascenso a Preferente, que terminaron ganando en la prórroga por 2-3 con tanto final del centrocampista, que ya había marcado el primero. “Este año no estaba aportando mucho a nivel de goles. En toda la liga marque cuatro y solo el domingo, dos”, explica. “Nos costó. Estuvimos bien plantados sobre el campo pero terminamos en la prórroga y con un gol en contra. Se puso muy complicado. La clave estuvo en nuestro mejor físico. Ellos acabaron sufriendo mucho y lo aprovechamos. Cuando marqué en lo único que pensé fue en ir a celebrarlo con todos los amigos y familiares que acudieron a animarnos”.

Vila y el Lalín miran ya ahora hacia el próximo domingo, cuando visitan al Flavia en la segunda ronda de la fase de ascenso, de nuevo a partido único. “Contra ellos sacamos buenos resultados en liga pero en su campo solo perdieron un partido en toda la temporada. Sabemos que va a ser un partido muy complicado, entre dos equipos que nos conocemos bien”, afirma al tiempo que señala al balón parado como una de las claves. “Ellos saben que es uno de nuestros puntos débiles e intentarán hacernos daño por ahí. Tenemos que estar bien en esas acciones y no cometer errores”, argumentó.

El centrocampista considera que el Lalín se merece este ascenso. “De la manera en la que nos metimos en la fase y todo lo que sufrimos puede parecer que no nos lo merecemos pero detrás tenemos una presión y un trabajo que dice lo contrario. Llevamos muchos años tirando al poste y creo que este puede ser nuestro año. La directiva, el cuerpo técnico y los aficionados que nos apoyan tienen mucho mérito. Ellos son los que nos están dando esa última fuerza para afrontar esta fase con mentalidad ganadora”, afirmó un hombre que destaca el buen grupo creado en el vestuario. “Podría parecer que la llegada de Chiño y Enjamio podría afectar al grupo pero no ha sido así. Aquí todos saben cuál es su papel y todos somos parte importante”.