“Estoy muy contento por los chavales y por la afición, porque está viendo a un equipo que se vacía cada partido y que pelea por este escudo hasta el final”. Las palabras de Alberto Marino recogen el gran momento por el que atraviesa el Estradense. Los rojillos, la gran revelación de esta temporada en la Tercera División, han comenzado la fase de ascenso como un tornado, goleando al Silva en uno de los campos más complicados de la categoría, y la semana siguiente con un nueva goleada ante el poderoso Fabril. Estas victorias han situado a los rojillos como candidatos a las dos primeras posiciones, y asegurando como mínimo que estarán en esa pelea hasta el final. “Vamos a estar ahí. Que lo logremos o no ya depende de muchos factores, pero pelearemos hasta el final”, afirmó Mariano.

Con estos resultados los estradenses se sitúan segundos en la tabla del play off, a tres puntos del Villalbés, su próximo rival, y con los mismos que un Choco al que tiene el average particular ganado. A partir de ahí se abre una brecha de cinco puntos sobre el Depor B y de seis sobre el Rápido de Bouzas. Con cuatro jornadas todo puede pasar, aunque los rojillos se han ganado un margen para fallar que ya no tienen los equipos de abajo. Esta clasificación está sin embargo condicionada por el Rápido de Bouzas, equipo que todavía no ha podido jugar en esta fase por culpa del COVID. Tiene por lo tanto dos partidos menos, ante Villalbés y Silva, que podrían cambiar la situación.

El Estradense firmó ante el Fabril un partido perfecto para dejar casi sin oportunidades a un rival plagado de grandes individualidades. El sacrificio coral a nivel defensivo de los rojillos fue digno de alabanza, dando forma un plan que terminó saliendo a la perfección. “Debo felicitar a los chicos porque han sabido interpretar bien la partitura. Salvo en diez o doce minutos al final de la primera parte, en los que se nos notó el cansancio, los supimos controlar siempre y sus opciones llegaron además a balón parado”, manifestó Alberto Mariano.

La partitura

Esa partitura pasaba por cerrar vías de ataque a un rival que quiso el balón pero que se topó con numerosas trampas en su camino hacia la meta de Cascallar. En esa guerra infructuosa, a los de Valerón solo les quedó la vía de la individualidad, poca propuesta para superar a un equipo en un intratable momento de forma.

La actuación de los rojillos pasaban una vez más por un ritmo alto que partía de un sacrificio colectivo. El Estradense volvió a plantear un once con un gran número de jugadores talentosos, capaces de jugar con criterio con el balón en los pies. Esa calidad individual se complementaba sin embargo con un gran desgaste en la presión. Piñeiro y Ube fueron dos de los grandes damnificados, trabajando en la presión sobre la salida de balón sobre Kanoute. Ambos terminaron desfondados al inicio de la segunda parte. Parecida fue la situación de Porrúa y Juanín, sacrificados a nivel defensivo para cubrir las subidas de los ofensivos laterales de Fabril, o del capitán Vicente, que se ha ganado un puesto fijo en el once titular sumando trabajo de destrucción a su calidad con el balón.

Ese planteamiento fue reduciendo la barra de energía del equipo local, momento para cinco cambios que permitieron mantener e incluso aumentar la intensidad en el tramo final para cerrar el partido.

“El mérito es del equipo, que fue capaz de mantener un ritmo muy alto de partido y al mismo tiempo con un nivel de concentración muy alto”, manifestó Alberto Mariano. “Sabíamos que les podíamos hacer daño ahí y nos terminó saliendo bien”.