El Inversia A Estrada Futsal regresó el pasado lunes a los entrenamientos. Lo hizo con solo una cara nueva, el retornado Julio, y con un bloque que se mantiene casi inalterable con respecto al que logró el ascenso a Segunda B el año pasado. Al frente del equipo continuará una temporada más el compostelano Paco Garabal, quien asume el nuevo rol de su equipo en la categoría superior, luchar por una permanencia "muy cara" teniendo en cuenta el sistema de competición elegido.
Los estradenses ya tienen fecha de inicio, el día 24 de octubre, pero todavía no calendario. Sí que saben sin embargo como va a ser la competición. En su caso arrancan dentro de un subgrupo de la Segunda B en la que están los equipos gallegos: Leis Pontevedra, Sala Ourense, Ribeira, Xove, Pizarras los Tres Cuñados, O Esteo, Ventorillo, Cidade de Narón, O Parrulo Ferrol y ellos. En el otro subgrupo se han incluido los equipos asturianos y leoneses. Los cuatro primeros de cada grupo al finalizar la liga regular se medirán por el ascenso y el resto pelearán por no descender. Se arrastrarán los resultados de una fase a otra. El problema es que esos doce que pelearán por el descenso bajarán siete, una cantidad muy alta y en la que intentará no estar el Inversia A Estrada Futsal.
"Estamos acostumbrados a sufrir y lo volveremos a hacer. La permanencia será el objetivo de la mayor parte de los equipos y más con una competición tan complicada. Al arrastrar resultados, como tengas una mala racha de cuatro o cinco partidos vas a tener que remar mucho", explicó Garabal, quien no realizará grandes cambios en un equipo con una forma de jugar muy definida. "Tendremos que mejorar un poco en la presión arriba, porque habrá más partidos en los que iremos por detrás, y también trabajaremos alguna estrategia más pero el resto lo mantendremos".
Los estradenses todavía no pueden disputar amistosos pero sí entrenar con contacto al ser una competición nacional. Cuentan también con el visto bueno para albergar público en los partidos, aunque con el pertinente protocolo sanitario. El principal problema al que se enfrentan es el no poder usar los vestuarios, por lo que los jugadores se cambian en la grada del Coto Ferreiro tras el entrenamiento.
