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El partido de su vida

La jugadora estradense Vanesa Valladares ha ganado la batalla que libró durante un año con un cáncer de mama

Vanesa Valladares posa en los jardines municipales de A Estrada. // Bernabé/Cris M.V.

La vida de Vanesa Valladares dio un vuelco hace un año, cuando las pruebas a las que se sometió concluyeron que el tumor que tenía en el pecho era maligno. "Ya no pude jugar el último partido de la temporada", lamenta la jugadora estradense al recordar aquel momento. A partir de ese día, Vanesa inició su partido más duro. Ha sido un año de operaciones, quimioterapia y momentos difíciles que ella ha combatido con una entereza que ha sorprendido a todos los que la conocen. Hoy, la estradense puede presumir de su victoria más importante. Las últimas pruebas han mostrado que todo marcha bien y, aunque todavía sigue de baja, cuenta los días para poder reincorporarse a su trabajo y, especialmente, volver a jugar un partido de fútbol.

Vanesa reconoce que se aburre. Tanto que durante los últimos meses sigue la misma rutina. Por las mañanas toca caminar, unos catorce kilómetros, y por la noche, entrenar. Unos días lo hace con sus compañeras del Praíña de fútbol y otras lo hace con las Coyotes de fútbol sala. Ni siquiera la enfermedad con la que ha luchado a lo largo del último año ha frenado a la jugadora estradense. "A todas la mujeres que pasan por esto les recomendaría que siguiesen haciendo lo que les gusta. Cuando voy a entrenar me olvido de todo. Allí sé además que tengo un grupo de compañeras que me apoyan en todo y a las que estoy muy agradecida", afirma.

Ni siquiera en los momentos más duros de su tratamiento contra el cáncer de mama, cuando tuvo que someterse a ocho sesiones de quimioterapia para intentar reducir su tumor, la estradense dejó de acudir a los entrenamientos de su equipo. "Los médicos que recomendaban andar pero a mí me gustaba estar con mis compañeras, así que les dije que iba a ir a los entrenamientos a recoger los balones. Sin embargo siempre me acaba metiendo a correr. Incluso el día en el que me dejaban puestas agujas que no podía mojar corría con chubasquero para no mojarlo", recuerda.

Finalmente, la quimio no surtió efecto, así que Vanesa tuvo que someterse a una operación para extirparle un pecho, incluidos los ganglios, algo que le hizo perder fuerza en el brazo e hizo peligroso el recibir golpes en la zona. "Estuve quince días parada pero después ya volví a los entrenamientos. Las compañeras sin embargo saben de mi problema y no me entran muy fuerte. Van con cuidado conmigo pero se quejan de que yo no voy con cuidado con ellas", bromea la jugadora.

La fuerza física de la jugadora estradense y la forma de afrontar su enfermedad sorprendió incluso a sus médicos, que han decidido incluirla en un estudio experimental de un tratamiento para impedir que vuelva. "Tuve la suerte de entrar. Me dijeron que fue por estar tan fuerte. Durante el tratamiento llegué a engordar catorce kilos pero ya los bajé con tanto ejercicio", explica.

La exjugadora de equipos como Val do Ulla o Atlético Estrada reconoce ahora que su gran objetivo es recibir el alta y poder volver a jugar un partidos la próxima temporada. "Estoy bien pero de momento no me dejan dar de alta", afirma. "Lo que quiero es estar fuerte la temporada que viene y volver a jugar partidos, incluso algún torneo de verano", apunta. Esa vuelta a la competición sería la mejor noticia para una mujer incansable. "Es cierto que hay momentos que estás bien y otros que lo pasas mal. Creo sin embargo que lo más importante es salir y seguir hablando con la gente. No aislarte. En mi caso tuve la suerte de poder seguir entrenando y de tener una familia muy grande que me apoyó en todo momento".

"Un ejemplo de vida"

A lo largo de toda su trayectoria deportiva Vanesa Valladares ha compartido vestuario con su hermana mayor Ana. Ambas formaron parte en su día de la fundación del Val do Ulla, un equipo que llegó a competir a nivel nacional. Ana fue la capitana de aquel equipo y hoy, con 45 años, sigue jugando, ahora en las filas del Praíña. "Para mí es la mejor de todas. Mi hermana es mí ídolo", reconoce Vanesa.

Para Ana sin embargo, su hermana les ha dado a lo largo del último año "un ejemplo de vida" por como afrontó su enfermedad. "Fue muy delicado y más en su situación. Ella es una deportista nata y le encanta jugar, así que nunca dejó de entrenar. Las compañeras le decíamos que tuviese cuidado, que se podía hace daño, pero ella actuaba como si no pasase nada. Fue muy fuerte", explica. Ana Valladares señala que esa fuerza se trasladó a su día a día. "En todo momento tuvo el apoyo de la familia y de los amigos pero desde el principio lo asimiló muy bien. Cuando comenzó con la quimio sabía que le podía caer el pelo así que nos llamó a todas las hermanas para que fuésemos con ella a raparlo. Ella estaba entera como si no pasase nada", recuerda. "Viéndola desde fuera te sorprendía. Es nuestra hermana pequeña pero parecía que era ella la que nos apoyaba a nosotros en vez de ser al revés, como sería lo normal", añade en el mismo sentido.

Ana admite ahora que su ilusión es poder jugar la próxima temporada con su hermana como han hecho a lo largo de los últimos años en diferentes equipos. "Está muy ilusionada con volver a jugar ya y ojalá pueda hacerlo", sentenció la jugadora estradense.

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