Conocido a nivel deportivo por su pasado como jugador del Estradense, Carlos Rivas se inició en el mundo del crossfit en el 2013 y ese mismo año ya disputó sus primeras competiciones. A partir de ahí fue mejorando su rendimiento en un deporte que terminó enganchándolo. El estradense reconoce sin embargo que el crossfit lo "pilló" un poco tarde. "Yo comencé cuando ya tenía 33 años. Ahora estoy compitiendo en algunos casos con chavales de 22 o 23 años. Es mucho más difícil para mí pero por otro lado también lo prefiero porque es un reto mayor", explicó Rivas.
En la actualidad forma parte del Crossfit Turoqua de Pontevedra, donde se entrena a las órdenes de Borja Fernández. Allí se prepara cada mañana y, lo que es más importante, ha encontrado un grupo de compañeros con los que se ha integrado a la perfección. Rivas recuerda que, hasta ahora, casi todas las competiciones de crossfit que ha disputado han sido por equipos, una modalidad de competición que cree que se amolda mejor a sus cualidades físicas que en individual como irá a Noruega. "Me gusta más por equipos porque se compite mucho por relevos. Para mí es mejor porque por mis condiciones físicas me van mejor los esfuerzos explosivos y cortos que otros más largos", explica.
Rivas ha recibido refuerzos de la familia en su pasión por el crossfit. Su hija Valentina se ha iniciado en el crossfit kid, por lo que ambos comparten entrenamientos, salvando, evidentemente, las diferencias.
