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balonmano - Nacional

Y catorce años después...

El Embutidos Lalinense firma su mejor comienzo desde la temporada 2005-06, la última vez que se clasificaron para disputar una fase de ascenso a División de Plata

Plantilla actual del Balonmán Lalín. // Bernabé

Es innegable que el Embutidos Lalinense Balonmán Lalín vive un buen momento. Desde la llegada al banquillo de Pablo Cacheda el equipo rojinegro ha dado el paso al frente que le faltaba para convertirse en claro aspirante a las dos primeras posiciones y a la fase de ascenso a División de Plata. 23 victorias y solo una derrota es el balance del equipo lalinense desde el cambio de entrenador, incluyendo las trece victorias sin fallo firmadas al final de la temporada pasada. Las diez victorias y una derrota logradas esta temporada han permitido además a los rojinegros colocarse en el liderato del Grupo A con los mismos puntos que un Lanzarote con el que tienen el average a favor. En esta posición, los lalinenses ya miran al parón de Navidad con el objetivo de no ceder más puntos y poder curar sus heridas con la moral alta a la espera de una segunda vuelta que se augura emocionante y en la que esperar soñar con disputar de nuevo una fase de ascenso.

Mientras el Embutidos Lalinense mira hacia el frente y a los duros retos que tienen por delante para lograr su objetivo, van dejando atrás una estela que ha servido para escribir nuevas líneas en su larga historia. Mirando hacia el pasado, el buen comienzo de temporada de los rojinegros destaca por sus grandes números. Tanto que es necesario remontarse a hace catorce años para ver un equipo que igualase sus registros. Hablamos de la temporada 2005-06, un año que muchos aficionados del Balonmán Lalín reconocerán y recordarán.

Ese año, el equipo dirigido por José Couso jugó la que fue la última fase de ascenso a Plata de un equipo de la capital dezana. Lo hizo en Palma del Río y por segunda vez consecutiva, ya que la temporada anterior también lograron clasificarse para la fase jugada en Pamplona. Tanto en una como en otra ocasión se quedaron sin el premio del ascenso. Esos años el equipo lalinense fue uno de los grandes dominadores del balonmano gallego, con un equipo para el recuerdo en que figuraban grandes nombres propios dentro del club como Pablo, Martín, Pincho, Diego, Roberto Granja, Rubén, Josiño, Gulías, Camilo o Gustavo. Esa gran generación de jugadores formó un bloque con un estilo de juego muy definido y con un José Couso que vivía su cuarta temporada consecutiva al frente del equipo.

Ese Portadeza Lalín fue el último que logró igualar los números del Embutidos Lalinense esta temporada. En aquella ocasión los de Couso firmaron también diez victorias en las once primeras jornadas pero completaron su gran comienzo con un empate, por lo que superan las diez victorias y una derrota del equipo de Cacheda.En el año 2005 los rojinegros comenzaron el mes de diciembre como líderes en solitario gracias a esa gran racha inicial, con cuatro puntos más que el Sa-Fa Cadesa. Habían anotado además muchos más goles que el actual Lalinense, 367 por los 328 de este año, pero también habían encajado más, 293 por los 261 de la actual temporada. Cabe destacar que el equipo de Couso terminó llevándose esa liga con claridad, con 43 puntos por los 39 de Atlético Novás y Cadesa.

Entre uno y otro proyecto quedan trece temporadas en las que el equipo rojinegro se quedó por debajo de esos registros tras la disputa de las once primeras jornadas. Las veces que más cerca estuvo fue en las últimas temporadas, con dos marcas de nueve victorias y dos derrotas a estas alturas, que sin embargo no les sirvieron para ocupar el liderato -fueron segundos-.

El Embutidos Lalinense dista mucho de aquel Portadeza, tanto en forma de juego como por la jerarquía y vitola de favorito que acompañaba a la curtida armada de Couso. Cuentan sin embargo con algo en común, cuatro jugadores que en su día jugaron en ese equipo, Durán y el trío formado por Pachi, Roberto y Porto que en aquella época aparecían como sangre joven recién llegada al primer equipo. A ellos y a las generaciones que vieneron tras ellos les toca ahora pelear por escribir su propia historia.

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