balonmano - Nacional
El Embutidos Lalinense suma ante el Octavio su décimo triunfo consecutivo
Sobrepasan al Calvo Xiria, que ganaba en Chapela en un partido que se suspendió

Imagen de un partido anterior del equipo rojinegro en el Lalín Arena. // Bernabé
l.d. | Lalín
El Embutidos Lalinense tiene una noticia buena y una mala. La buena, por aquello de elegir una primero, es que el equipo continúa intratable desde la llegada al banquillo de Pablo Cacheda. Diez victorias en las últimas diez jornadas los sitúan como el equipo más en forma de la categoría. La mala es que han terminando el sábado en puestos de fase de ascenso, aunque con el Calvo Xiria con el partido de Chapela medio ganado, y eso es una jornada menos para que el tiempo se agote. Por delante quedan ya solo cuatro jornadas en las que deben hacer su trabajo y esperar por lo inesperado, un fallo de los de Carballo.
La jornada de ayer era una de las marcadas en rojo por el equipo lalinense y no tanto por su partido en la pista del colista, sino por la salida del Xiria al feudo del Chapela. Los rojinegros derrotaron al Octavio como se esperaba, aunque con la vista y la mente puesta en el choque que comenzaba después del suyo y a pocos kilómetros. El choque sin embargo se suspendió en el minuto 35 cuando el Xiria ganaba 12-19. En ese momento Chema Cid fue expulsado. El equipo local se encaró con los árbitros, que se encerraron en el vestuario y mandaron llamar a la policía.
Antes de ese partido en Chapela, los de Pablo Cacheda superaron con claridad (14-28) a un Octavio cuyo mérito a estas alturas es salir a pelear con hambre cada partido a pesar de saber que la suya es una guerra perdida hace tiempo. Quizás por ello, el 10-11 con el que se llegó al descanso fue tanto un premio para el joven equipo local como una grave crítica a lo que estaban haciendo los dezanos.
"Nuestra primera parte fue un desastre", sentenció Cacheda tras el encuentro. El joven técnico entonó un mea culpa en este sentido. "Quizás mi forma de encarar el partido no fue la correcta", afirmó para intentar justificar un periodo en el que su falta de intensidad y fallos de concentración hicieron que la distancia entre ambos equipos se redujese a la mínima expresión.
La esperada bronca en el descanso hizo que el guión del partido cambiase para responder a la sinópsis mostrada en los días previos. Los rojinegros subieron el ritmo de juego y destrozaron a un rival que solo fue capaz de anotar cuatro goles en toda la segunda parte.
"La esperanza es lo último que se pierde", afirmó Cacheda tras su partido y tras conocer la aparente victoria del Calvo Xiria. "Nosotros tenemos que seguir haciendo las cosas bien. Luego ya veremos si fue suficiente", añadió. Los rojinegros recibirán el próximo fin de semana al Rasoeiro en el Lalín Arena.
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