Gonzalo Rama fue uno de los protagonistas de una época en la que el fútbol sala reinaba en A Estrada. El cierre compostelano llegó al pabellón Coto Ferreiro en el 2002 siendo un imberbe y se fue años después con muchos kilómetros en sus piernas y con la experiencia adquirida en diferentes proyectos. Tras su marcha al La Junquera, Gonzalo tardó poco en colgar las botas. Lo hizo cuando tenía solo 26 años. Ahora, con diez más, el cierre compostelano ha vuelto a pisar el Coto Ferreiro. Lo ha hecho para volver a ponerse a las órdenes de su amigo y excompañero Paco Garabal y para ayudar al equipo estradense en su lucha por evitar el descenso. Su regreso y el de veteranos como Marcos Sesar o Rafita ha dado nuevos aires a un equipo que, con dos victorias en los últimos dos partidos, se ha metido en la pelea por la salvación.

Gonzalo regresó a A Estrada el pasado verano, pero no para jugar, sino para ayudar a su amigo Garabal. El exjugador de Enredo, Galisec, América-Archi y Reale Seguros A Estrada volvía de esta manera al lugar donde mostró su mejor juego y en el que se curtió al ritmo vertiginoso en el que se movía en esa época el fútbol sala estradense. Esta vez sin embargo asumía un papel secundario, el de ayudante de Garabal. "Acababa de sacarme el título de entrenador de nivel 1 y quería volver a engancharme un poco al fútbol sala después de tantos años. Volver a meterme en el día a día de un equipo", explica.

La falta de efectivos en el A Estrada Futsal hizo sin embargo que Gonzalo tuviese que vestirse de corto para ayudar en los entrenamientos. De ahí a que los compañeros y entrenador lo convenciesen de hacer ficha hubo varios meses. "La idea es que Rafa, Marcos y yo demos un cambio a los titulares para que puedan descansar", explica. "Con tan pocos jugadores en los últimos minutos se nos notaba el cansancio. Nos empataron o perdimos varios partidos al final".

Gonzalo reconoce sin embargo que su estado de forma no es el mejor para afrontar este reto. "No estoy en mi mejor estado de forma. Los años pasan y los kilos ya no son los mismos que hace diez años. En mes y medio sin embargo espero ir mejorando y ganando agilidad". La forma supone un inconveniente en un fútbol sala que el propio jugador reconoce que se ha vuelto más físico con los años.