"Los niños no se quejan. Ni de la luz, ni de la tierra, ni de los charcos. Ellos solo quieren jugar", afirma entre resignado y orgulloso el presidente de la Escola de Fútbol Base Terra de Montes, Tino Novoa. El dirigente afronta el que es su quinto año al frente de la joven cantera de Terra de Montes, una zona en la que durante muchos años no hubo rastro de fútbol base y en la que incluso el fútbol sénior llegó a desaparecer cuando el Presqueiras puso punto y final a su aventura. En este difícil páramo se puso en marcha hace cuatro años una escuela cargada de ilusión y que ha conseguido consolidarse.

En la actualidad cuentan con 110 fichas, ochenta de ellas en categorías inferiores, que todos los fines de semana llenan de vida del Estadio Municipal de Forcarei. Desde la EFB Terra de Montes solo tienen una sombra en estos años y esta viene precisamente de unas instalaciones deportivas que no están acordes con el trabajo y lo creado en la cantera.

Los "toxos" -como se denominan- se acomodaron en un estadio que llevaba muchos años sin utilizar en el día a día. Para ello se realizó una puesta a punto de los vestuarios y poco más. A lo largo de estos años, los de Terra de Montes han puesto la mejor cara posible en unas instalaciones de los ochenta y con una iluminación de los ochenta, y todo entre promesas de pelear por un campo de hierba sintética o de intentar mejorar las instalaciones.

La paciencia de los "toxos" y especialmente de los padres ha ido sin embargo evaporándose con el paso del tiempo. En los últimos días desde la escuela han denunciado una situación que vienen sufriendo desde hace tiempo, la falta de luz. Cuentan con dos postes de cuatro focos, insuficientes para disputar partidos noche. En una ocasión incluso se intentó disputar una jornada de veteranos un poco más tarde de lo habitual y el choque fue suspendido a la mitad. En el último año y medio además dos estaban fundidos y uno más cayó hace poco, lo que hacía imposible ni entrenar por falta de luz. Las protestas en las redes sociales hicieron que el Concello reaccionase, reponiendo los focos fundidos esta semana.

Desde el club agradecieron esta tardía respuesta pero lamentaron la situación en la que se encuentran. "Para los equipos que vienen a jugar aquí es como un museo. Muchos de esos niños es la primera vez que jugaron en tierra", explica el presidente al tiempo que recordó muy pocos equipos quedan con campos así y menos con escuelas. Son conscientes de que un campo de hierba será complicado. A estas alturas solo desean que la oscuridad no les obligue a dejar de jugar.