El Embutidos Lalinense salió a la pista del Lalín Arena recelando del atípico rival que tenía delante. Los Ribadavia les habían mostrado sus dientes en pretemporada y había dejado claras sus cualidades en el inicio del campeonato. En ese punto, el recién ascendido no parecía la perita en dulce que se podía esperar. Fruto de esa desconfianza, el equipo de Milucho salió a la pista con un extra de motivación y con la idea clara de lograr una victoria que sumaba tanto como las otras pero evitando una derrota que podía restar doble. El resultado final (35-20) muestra la intensidad de los locales pero enconde un partido que se movió igualado casi hasta el descanso y que se rompió por el salto al vacío dado por los visitantes.

El partido disputado ayer dejó un intenso cara a cara en los primeros veinte minutos. Fue un intercambio de golpes constante entre un Embutidos Lalinense que encontró en Roberto Álvarez a su principal arma ofensiva, con un Ribadavia valiente. El encuentro vivió sin embargo un momento clave en el tramo final de la primera parte, cuando los rojinegros firmaron un parcial de 6-1 a su favor que dejó el partido con un 16-10 al descanso que no reflejaba la igualdad que había reinado hasta ese momento sobre la pista.

En la segunda parte, los visitantes salieron en busca de la remontada pero se toparon con un rival que no daba concesiones. En torno al minuto 40 el técnico del Ribadavia decidió jugarse el todo por el todo jugando de siete pero la apuesta no salió bien. Los hombres de Milucho aprovecharon para ampliar su cuenta hasta el claro resultado final.

Superado el trance, los rojinegros afrontan una salida a la pista del OAR Coruña de ingrato recuerdo.