Royal Birkdale, uno de los campos azotados por el viento que hay entre Liverpool y Manchester, asistió en 1976 al nacimiento de una leyenda, a un terremoto que cambió para siempre su deporte. Lo protagonizó un chico de Pedreña llamado Severiano Ballesteros que había comenzado a dar sus primeros golpes casi a oscuras en el campo que su padre ayudaba a cuidar en Cantabria. Con solo 19 años y tras lograr importantes triunfos en el Circuito Europeo Ballesteros llegó a Royal Birkdale para disputar su primer Open y encandilar para siempre al público británico. Jugó de forma primorosa desde el jueves al domingo. Tres días memorables en los que el público descubrió una forma nueva de jugar. Su agresividad, su imaginación para resolver situaciones comprometidas, su talento en los golpes alrededor del green...Ballesteros enloqueció a los aficionados y alcanzó la última jornada como líder del torneo. En esa última jornada le temblaron un poco las manos. Johnny Miller, el mormón que le perseguía en la clasificación desde el jueves, se aprovechó de sus errores para conquistar la Jarra de Clarete que distinguen al campeón. Cuantan que durante la entrega de trofeos, Miller se acercó con el trofeo en las manos y le susurró a Ballesteros que "no ganar este torneo hoy es lo mejor que te podía haber pasado". Los grandes llegarían más adelante, pero la gloria de Seve ("Sevvy" para los británicos desde aquel momento) nació a medio camino entre Manchester y Liverpool.

A ese lugar legendario del deporte español regresa el Open Británico. Amenaza clima duro. Viento y lluvia que inevitablemente condionarán las opciones de algunos jugadores que serán devorados por las violentas rachas que sufran durante el fin de semana. Los horarios de salida marcarán en gran medida lo que suceda estos días.

Los golfistas españoles, "hijos" de aquel Severiano, llegan cargados de moral al escenario que vio nacer a su padre deportivo. Este año han coleccionado victorias como nunca. En las últimas dos semanas, en Irlanda y Escocia, han ganado Jon Rahm y Rafael Cabrera. Y aún está fresca en la memoria la extraordinaria victoria de Sergio García en el Masters de Augusta, la victoria que le ha descargado de presión y le permite encarar la siguiente etapa de su carrera sin responder a la maldita pregunta de si sería alguna vez capaz de ganar su primer grande. El de Borriol es la cabeza visible de una generación de jugadores seguros de estar en la pelea por el triunfo. Sergio tiene el juego y la experiencia para conquistar el Británico. El juego en los "links" -los campos británicos abiertos y salvajes en los que perder la calle equivale a perder una vida y hay que jugar con el viento- se adaptan de maravilla a su juego. Ha coqueteado en alguna ocasión con la victoria (aquel putt de dos metros fallado en su duelo con Harrington en 2007) y llega con su vida profesional y personal en perfecto estado.

Junto a él la otra gran sensación es Jon Rahm. El vasco celebró su primera victoria en el Viejo Continente en el Open de Irlanda, en una brillante exhibición que le hizo terminar con 24 golpes bajo par, récord del torneo. El vasco afinó puntería y recuperó la vena agresiva que le hizo estallar en Estados Unidos y que mucha gente viese en él a lo más parecido que el golf ha encontrado a Severiano. Cabrera Bello por su parte triunfó la pasada semana en el Open de Escocia, antesala del 'British'. El de Las Palmas firmó una espectacular remontada para alcanzar la cabeza y forzar un desempate con Callum Shinkwin que le terminó dando su primera victoria en cinco años. Pablo Larrazábal completa la representación española en el Abierto Británico.

El duro campo británico marcará el destino de todos ellos. Los españoles caminarán por él siguiendo la senda que hace 31 años dejó Severiano Ballesteros.