Alberto Pereira Tamayo afronta la que será su segunda temporada como técnico del Lalín de la peor manera posible. El técnico ourensano llegó mediada la campaña 2015-16 para sustituir a Francis Sixto y se ganó la renovación a pesar del descenso final, pero ahora se encuentra en la picota. De todas formas, Tamayo afirmó ayer que él había puesto a disposición del club su puesto "desde el primer día que llegué aquí". Preguntado sobre los rumores sobre su destitución, el entrenador ourensano no dudó en indicar que no entendería "ni mi cese, ni que me ratificaran porque yo nunca me tiré de los barcos". Tamayo también argumentó sobre la situación del equipo que "yo sé que no es un problema mío porque hacemos todo lo que podemos en función de lo que tenemos y de las circunstancias adversas por las que estamos pasando". En este sentido, el técnico también afirmó que no tenía pensado presentar su dimisión, y abundó en el hecho de que, a pesar los malos resultados, "futbolísticamente dominamos a todos nuestros rivales" en lo que se lleva de campeonato liguero. Para el entrenador del Lalín uno de los grandes escollos con los que cuenta el equipo en su tránsito por la Primera Autonómica es el poco fondo de armario de su vestuario. "En estos momentos tenemos 18 jugadores de plantilla", se lamentaba ayer haciendo balance de los efectivos con los que cuenta esta temporada a su cargo, además de recordar que "nos quedamos sin poder incorporar a unos jugadores que finalmente no vinieron, porque nadie echa una mano al Lalín".