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atletismo

Campeones de asfalto

Los medallistas gallegos Otero y Nabaoui se entrenan en las carreteras de la zona deportiva ä Son la representación de docenas de atletas que se la juegan allí cada día

Miguel Otero y Mehdi Nabaoui, ayer, entrenando en la avenida de la Cultura de la zona deportiva de A Estrada. // Bernabé/Víctor Espiño

Son las siete, está oscuro y llueve. Tras una hora de entrenamiento Miguel Otero mira su meta en la distancia. Tiene cuarenta segundos para intentar recorrer los 300 metros que lo separan de su destino. Con el Campeonato de España a la vuelta de la esquina sus tiempos de referencia no admiten discusión. A la señal de su entrenador acelera sin dudar. Su carrera arranca con una suave bajada y se eleva al final. Con la lluvia cegando sus ojos pronto comienza a notar el roce del viento contrario en sus brazos, sacudidas que le recuerdan sus implacables compañeros de entrenamientos. Cuatro coches avanzan a gran velocidad en dirección contraria a la suya. Otero no baja el ritmo mientras pide que la pericia y la atención de los conductores le permitan llegar a la meta. Pasa por el escaso metro que hay entre ellos y los coches aparcados a un margen de la avenida de la Cultura y llega a su destino sano y salvo. Tiempo de respirar y soltar piernas. En unos minutos, toca repetir.

La historia puede parecer fantasiosa pero es el día a día de un campeón gallego estradense de los 800 metros. Ayer, Otero volvía a calzarse los tenis para salir a la carretera. Junto a él, otro campeón gallego, Mehdi Nabaoui, un cadete de primer año que estos días se prepara para el Campeonato de España de Cross. A pesar de su corta edad, ya sabe que su día a día pasa por "jugársela" en las carreteras de la zona deportiva.

Los dos campeones son solamente el reflejo de un gran número de atletas federados que cada día se ven abocados a entrenar en estas carreteras. El cierre de A Baiuca dejó a muchos de ellos sin su único espacio semiadaptado para entrenar. A Estrada carece de zonas preparadas para correr y, ante la necesidad, los atletas optan por la zona deportiva como un mal menor. Descartada la acera, donde los obstáculos y el firme irregular impiden la práctica de un atletismo de alto nivel de exigencia, el asfalto es el destino final. Allí, se ven obligados a convivir con coches que en muchas ocasiones no respetan los límites de velocidad de esta zona escolar y que ven limitada su visibilidad por la falta de luz.

Esa falta de luz también es peligrosa para los propios atletas. Solo cabe recordar en suceso ocurrido hace unos meses cuando el estradense Álex Otero terminó en el hospital con varios puntos en la frente. Los corredores apuestan en muchos casos por tomar precauciones, optando incluso por luces de cabeza o luces de bicicleta intermitentes con las que alertar a los coches. El factor de la luz y la velocidad hace difícil la convivencia entre atletas y vehículos. En muchas ocasiones los corredores han llegado incluso a recriminar su velocidad o imprudencia a algún conductor.

Esta peligrosidad afecta principalmente a los corredores sénior, ya que las escuelas han ido encontrando acomodo en los pabellones. Los atletas de más edad de estas escuelas también necesitan sin embargo mayores distancias, teniendo que buscar igualmente un espacio en el asfalto.

Otero y Nabaoui han conseguido convertirse en campeones a pesar de las dificultades que se han encontrado y a la falta de instalaciones adecuadas. Las nuevas escuelas de atletismo de los dos clubes estradenses, Atletismo A Estrada y San Paio, avanzan con paso firme y cada vez con más niños. El esfuerzo de todos ellos y de la docena de atletas que se entrenan en la zona deportiva augura éxitos. El trabajo de todos los que no corren, es darle la tranquilidad de poder hacer deporte sin riesgo.

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