Alberto López regresaba el pasado sábado a un terreno de juego. Tras una temporada marcada por sus problemas de rodilla, el joven jugador parte como el nueve del equipo infantil de San Martiño. Su retorno en la visita al campo del Melide debía ser un día de alegría para él pero será recordado por todos los que estaban allí como el día en que a punto estuvo de perder la vida. "Aún estoy medio asustado", explica su entrenador, Javier Castro, "pensé que el chaval se nos quedaba allí".

El incidente sucedió tras un choque del jugador del Callobre con un defensa del Melide. "Fue una jugada desafortunada. El jugador del Melide le dio con el codo en el pecho pero ni siquiera tenía el brazo abierto. El problema es que le dio justo en la boca del estómago. Al principio pensé que era el típico golpe y que se había quedado sin respiración pero cuando le vi los ojos en blanco sabía que había mucho más", relata el técnico estradense.

A partir de ahí se desató la locura en el campo del Melide. Mientras algunos jugadores se escapaban del lugar, otros lloraban por su compañero y el árbitro pedía que se llamará urgentemente a una ambulancia, los dos entrenadores actuaron con la velocidad necesaria para salvar al vida al joven jugador estradense. "Con la ayuda del otro entrenador lo pusimos de lado, que es lo que se debe hacer para que el jugador respire. En ese momento decidí meterle los dedos en la boca para tratar de sacarle la lengua de la garganta porque veía que no reaccionaba. Es algo que no te recomiendan hacer porque corres el riesgo de que el jugador cierre fuerte la boca y te arranque un dedo, pero funcionó. Por suerte reaccionó al momento", explicó Castro.

A partir de ese momento, se inmovilizó al jugador a la espera de la ambulancia. Alberto López fue trasladado posteriormente al Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) en donde lo sometieron a varias pruebas para descartar alguna lesión. En la misma noche del sábado fue dado de alta y volvió a su casa. El jugador se reincorporó a los entrenamientos con sus compañeros en la tarde de ayer.

El técnico del Callobre infantil y exjugador del Estradense reconoció que el momento vivido en el campo del Melide fue muy duro para todos los presentes y agradeció que el padre del jugador, que ejerce como delegado del equipo, se encontrase en esos momentos en la grada. "Muchos de los niños se escaparon detrás del banquillo para no ver lo que pasaba pero fueron unos valientes. Incluso seguimos jugando una vez pasado todo. Nos quedaban veinte minutos por delante. No fui capaz de darles ni una instrucción más. Por su suerte su padre se encontraba en la grada y cuando llegó al campo ya había pasado todo", explicó.

Tanto el entrenador como el presidente del Callobre, Juan Nogueira, admitieron la suerte que había tenido Alberto. "Menos mal que todo pasó a pocos metros de nuestro banquillo. Si llega a pasar al otro lado del campo creo que no llegaría a tiempo", manifestó Castro. Nogueira por su parte agradeció el curso de primeros auxilios que obligan a realizar a los entrenadores en su preparación. "Esa formación es muy importante en un momento así porque en menos de un minuto deben decidir qué hacer y de esa decisión puede depender la vida de un niño", manifestó. El dirigente recordó además que en el campo de San Martiño cuentan con una cánula especial para usar en casos de ahogamiento como fue el caso. Esa cánula sin embargo está siempre en su estadio pero no se lleva dentro del maletín que desplazan los equipos que juegan como visitantes.