Estradense y Lalín afrontaron el partido del pasado sábado en San Martiño con una doble necesidad, la de vencer a su gran rival y la de seguir sumando puntos en su lucha por mantenerse en la categoría. Los locales llegaban en un mejor momento de forma y los visitantes apelaban a su recuperada capacidad goleadora como principal argumento. Finalmente, el resultado terminó dando la razón a los rojinegros, en un partido con mucho que desgranar.

Juego táctico. Tinto y Román decidieron jugar el gato y al ratón en este derbi. La cercanía de ambos equipos y el hecho de conocerse a la perfección hizo que uno y otro optasen por modificar sus planteamientos habituales para intentar conseguir una pequeña ventaja táctica. Estas modificaciones fueron más drásticas en el caso del Estradense, en el que Tinto cambió su habitual 4-3-3 por un 5-3-2. En cuanto a los dezanos, Román movió sus piezas para dar entrada a toda su artillería en las cuatro posiciones más ofensivas. Además, introdujo a Manu en el lateral derecho para dar una salida más aseada al balón ante la previsión de un Estradense muy replegado.

mejor inicio. Pese a la derrota final, los rojillos fueron superiores en una primera parte en la que Román se afanaba en pedir algo más a sus pupilos. Tras unos minutos iniciales de tanteo, los rojillos comenzaron a ganar todas las batallas individuales y la modificaciones introducidas por Tinto parecieron darle la razón. La entrada de Fafú en el carril derecho fue una clara apuesta por aliar al lateral con Vicente y buscar de esta manera la banda que defendía Kevín. Los rojillos eran conscientes del escasa dedicación de Damián en tareas defensivas por lo que ese carril podía ser una buena vía de entrada hacia la meta de Michi. Por ese lado llegaron las mejores ocasiones, pero no solo por la combinación entre Vicente y Fafú sino también por el buen trabajo de un Escudero que firmó un soberbio partido. El ariete, por fin en su posición más natural, incluso se permitió sacarle los colores a un central de la talla de Rubén Méndez. Los estradenses tuvieron en la primera parte varias ocasiones para marcar que no aprovecharon.

Sin ocasiones. La opción del Estradense de jugar con tres centrales no sentó bien de inicio al Lalín. Una vez fijada la marca sobre un Matelo que se movía con libertad en la media punta, los rojinegros encontraron pocas vías hacia la meta de Makelele. Los balones largos eran siempre bien controlados por la defensa rojilla y todo lo que fuera por abajo se encontraba con un Mateo al que el Estradense debería ir ofreciendo un contaron vitalicio. Además, jugadores como Vicente, Brian, Silva o Fafú realizaron un desgaste muy elevado que terminarían pagando caro.

La hora del Lalín. La falta de agresividad del Lalín durante los primeros 45 minutos no gustó nada a Román, quien pidió una reacción a sus hombres tras la reanudación. Su demanda surtió efecto y el Estradense dejó de ganar con tanta facilidad los balones divididos. El esfuerzo realizado en la primera parte hundió a los rojillos al tiempo que los visitantes ofrecían su mejor versión. La lluvia y el viento hicieron acto de presencia cuando el Lalín parecía inclinar el campo hacia la portería del Estradense.

sin tregua. Las malas condiciones climatológicas hicieron complicada la práctica del fútbol hasta el punto que uno y otro equipo parecieron dar por bueno el empate. Con constantes balones fuera y pérdidas de tiempo por uno y otro lado fueron pasando los minutos hasta la sorpresa final. El viento y la lluvia dieron un respiro en el tramo final del partido, una situación que el Lalín aprovechó para gastar sus últimas balas. En los últimos minutos, Dani Méndez, Matelo y Matías comenzaron a buscar con peligro la espalda de una defensa que ya no recibía tantas ayudas de la medular. El 5-3-2 castigó especialmente las posiciones de carrilero y mediocentro, puestos en los que jugadores como Vicente, Brian y Silva sufrían para mantener el ritmo que imponía el Lalín. Sin capacidad para dar marcha atrás en su órdago inicial, el Estradense murió sin reacción.

artillería pesada. Con el Estradense pidiendo aire fresco, el Lalín se encontró el escenario que mejor se le ajusta y sus estiletes tardaron poco en detectar los puntos débiles. Dani Méndez y Matelo parecieron multiplicarse y surgían por cualquier lado con tiempo para pensar y crear. Dos claras ocasiones del propio Matelo y otra de Matías fueron los avisos de que el golpe estaba cerca. Román supo además dar más frescura a su equipo con la entrada de Dabouza e Iván. Este último encontró carril abierto por la derecha, donde Silva ya había dejado a Yupe a su suerte. En una internada suya llegó la falta que terminaría originando el único tanto del partido.

Balón parado. La jugada clave llegó en un saque de falta lateral que la que el jugador ofensivo más bajo del Lalín terminó rematando solo en el segundo palo y dentro del área pequeña. Dani Méndez ganó la partida a la defensa y al meta local con una facilidad pasmosa. Tanto Tinto como Román apuntaron antes y después del partido la importancia de las jugadas a balón parado en este tipo de partidos y el fútbol terminó por darles la razón. Los rojillos crearon sus mejores ocasiones de la primera parte por esta vía y no las aprovecharon. Los rojinegros sí lo hicieron.