Fútbol
La historia del Deportivo Xil escribe la página de sus 50 años
El club rojinegro celebra sus bodas de oro como referente del fútbol meañés y de identidad con una parroquia

Una de las formaciones del Deportivo Xil en la década de los setenta. / FDV
Tino Hermida
Nacía en el año 1973 cuando convergió un movimiento vecinal en la parroquia meañesa de Xil que termino convirtiéndose en el Deportivo Xil. Una iniciativa que, en entre otros, promovían personajes como Horacio Castro, Miguel García Quinteiro o los hermanos Galiano. Lo primero, trabajar de lleno para la construcción de un campo de fútbol en el que poder foguear a los jóvenes de Xil entregados cada fin de semana al balompié en el campo no reglado de O Pazo. Lo hacían allí de manera espontánea, a cambio de abonar un pequeño alquiler al dueño de la finca. El objetivo trazado era la construcción un campo apropiado y la creación de un club.
El lugar elegido fue una zona llana de monte en el paraje de A Xesteira, y que pasó a rezar como “campo Boavista”, por la panorámica que ofrecía sobre la ría. El acuerdo con los propietarios cristalizó a modo de una cesión de terrenos, a cambio de un arriendo simbólico. El campo se construyó a mano, y de forma altruista por los vecinos.

Aspecto que presentaba en sus inicios el campo de Boavista. / FDV
Los colores de la indumentaria para el club, a la postre, resultara fruto de un error. Aquella primera directiva acordara como colores camisola roja y pantalón blanco, y como tal se encargó, pero cuando se abrieron los paquetes del aquel primer uniforme, financiado entonces por la firma Celso Míguez de Pontevedra, se encontraron con que se enviaban unas camisetas a rayas roja y negras verticales –a modo del actual Milan–, y el consabido pantalón blanco. Al final, la junta decidió quedarse con aquellas camisetas que, en la práctica, se convirtieron en los colores oficiales del club.
Campo, club y equipo se presentaban el 23 de junio de 1973, en un partido amistoso ante un combinado gallego, cayendo el Deportivo Xil por 1-4. La temporada 1973-74 fue la primera en entrar en competición federada. En aquella primera liga, con jugadores todos locales, el Xil terminó colista. En su estreno, el meañés Luis Rodríguez Lema anotó el histórico primer gol del club, en un partido en el que los meañeses cayeron ante el Céltiga por 2-3.

Una de las formaciones más actuales del Deportivo Xil. / FDV
En cuanto a la primera histórica victoria, ésta la consiguió en la tercera jornada, precisamente ganando en As Cachizas al Unión Dena, en lo que era primer derbi local, y que se disputaba el 13 de enero de 1974 imponiéndose por 0-2, merced a dos goles de Sueiro. Aquella victoria no hizo sino generar una rivalidad local, con un Dena herido ante un bisoño como era el Xil, y que se mantuvo álgida durante años.
Los años dorados
Fue en la segunda mitad de los ochenta cuando el club vivió su momento dorado. Lo hizo de manos de Ramiro García Fariña, entrenador de Dena que se sentaba en el blanco rojinegro, mientras José María Alonso –que venía de ser delantero– ejercía la presidencia.
En la temporada 1987-88 el equipo se proclama campeón de Tercera y consigue el ascenso a Segunda Provincial. Incluso en aquella campaña, se hace con el subcampeonato de Copa Diputación, al caer en la final ante el Moraña por 1-2.

Algunos históricos del club en esta formación. / FDV
Aquella buena hornada de jugadores la desmantelaron al poco los clubes de arriba, llevándose Villalonga, Cambados y Ribadumia las mejores piezas. El Xil no pudo aguantar el envite y, al cabo de dos temporadas, cayó de nuevo a la Tercera Provincial, a la que se abonó durante casi 30 años. Todo hasta la temporada 2019-20, en que consiguió el ascenso a Segunda. Al cabo de un año, regreso a Tercera, y, en la última 2022-23, nuevo ascenso, esta vez de manos de Luis Salgueiro Caneda en el banco y Ricardo Pardo en la presidencia. Llegado el parón navideño, el equipo, antepenúltimo en la tabla, pelea por su objetivo de mantener la categoría en la temporada de sus bodas de oro.
En medio, y a lo largo de estos 50 años, se sucedieron como presidentes Horacio Castro, Manuel Galiano, Silverio Méndez, José María Alonso, Telmo Martín –alcalde hoy de Sanxenxo–, Horacio Cacabelos, Olegario Ortega, José Manuel González, Marcelino Cores, Néstor Naveiro y el actual Ricardo Pardo, ourensano afincado en Xil desde 1992, que asumió el cargo en 2011. Él tiene en su haber ser el presidente más longevo de estas cinco décadas. Y por el banco han pasado, entre otros, entrenadores como Leonardo Martínez, José María Camiña, Chás, Ramiro García Fariña, “Balois”, José Domínguez “O Rubio” o Albino, entre otros. Junto a ellos directivos en la sombra, entre los que mentar al omnipresente Manuel Fandiño, vecino de Xil que más años se dedicó al club.

Un partido jugado en Barrantes en sus prolegómenos. / FDV
Entre los jugadores que marcaron época, todos mentan a Mulloni, interior izquierdo de finales de los años 70, que el Xil acabó vendiendo el Pontevedra por 50.000 pesetas, cuando el presupuesto anual del club de entonces rondaba las 100.000, y que le reportó, añadidas, 150.000 pesetas más por una cláusula del contrato con el club granate. Otro de los destacados, Monchiño, centrocampista que tras forjarse en el Xil recaló en el Arosa por 25.000 pesetas. Y otros como Eladio Abal y Nando, que disfrutaron de los momentos álgidos del Vilalonga y Cambados respectivamente.
En la temporada 1984-85 se construyó la única grada que albergó el campo, más un pozo que surtió de agua a un vestuario que, hasta entonces, se servía de un regato. A inicios de siglo, y a imagen de lo que hizo el Milan esos años, el Xil optó también por mudar su pantalón blanco original por el negro que luce desde entonces.

Otro de los onces del club a lo largo de su historia. / FDV
El exilio
Luego, en 2018 llegó el exilio. El campo, aún disfrutándolo el Xil, se ubicaba en terrenos particulares. A la hora de poder dotarlo de césped artificial, no cristalizó acuerdo alguno con los propietarios originales y, para hacer su inversión, las administraciones exigían que los terrenos fueran de titularidad municipal. Por esta razón el campo de Boavista, pervivió en tierra hasta acabar en el abandono –y así se mantiene en la actualidad– cuando el Xil se trasladó al campo municipal de A Toxa en Meaño, recién inaugurado, y del que se sirve hoy.
Ricardo Pardo reconoce que “organizar eventos con motivo de las bodas de oro es complicado para un club tan humilde como el nuestro, porque siempre supone un desembolso económico, aspecto en lo que siempre andamos muy justos”. Y que, apenas con 150 socios, el club mantiene su entereza para seguir perviviendo. Su presidente apunta que “nos plantearemos el poder tener algún gesto u organizar algún evento con motivo de estas bodas de oro”.
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