El Inelsa Solar Asmubal dejó en Vigo la imagen de un equipo que, cuando el calor de la grada de Coirón no está detrás, se ve vulnerable para sucumbir. Y esa grada que aprieta en Dena para que el equipo se exprima en su 6-0 defensivo, le faltó ante el Carballal. Al poco que las cosas se tornaron complicadas, el equipo se desajusta en defensa y a partir se desinfla en lo anímico.
Las de Juan Costas ofrecieron una buena versión en la primera parte, con una defensa activa que dejó al Carballal en tan sólo 10 goles. Cierto que también jugó el infortunio de las locales, que se topaban con los palos y con una Lucía acertada en portería en esa fase. Mientras, arriba, en ese período las verdinegras leían bien el 4-1+1 que le proponía el Carballal, merced a lo que mandaron en ese primer tiempo. Su dominio llegó a su momento álgido en el 22 cuando un gol de la argentina Agustina Ballada ponía una renta máxima de siete goles (5-12), que al descanso se reducía a 4 (10-14).
Todo se torció tras el regreso a cancha. Y es que, de salida, un parcial de 6-1 de las locales les puso arriba en un abrir y cerrar de ojos, (16-15 en el 35). Lo hizo merced ataques rápidos que empezaron a evidenciar desajustes defensivos en el Asmubal, mientras que en el ataque las meañesas pecaron de precipitaciones, carentes de ese punto de madurez para leer el momento que se les abría ante sí. Sin digerir aún lo ocurrido y sin la grada detrás, las meañesas se precipitaron en bucle para verse impotentes que cayeron por debajo en el electrónico. En el 40 las viguesas abrían una renta de tres goles, un brecha ante la que, anímicamente, ya no pudieron ya las de Juan Costas.
Así las cosas, el Carballal subía su ventaja a 6 goles mediado el segundo tiempo (25-19) y, a partir de ahí, se mantuvo en 4 y 5 goles, alcanzando la máxima al final con ese 32-25.
Juan Costas lamentaba lo acaecidos: “nos vamos con la rabia de un partido que estábamos en condiciones de pelear hasta el final y poder ganar -afirmaba-, y ante esto toca hacer autocrítica, yo el primero, porque el equipo fuera parece dejar de creer cuando el rival se pone por delante en las segundas partes”. “Paradójicamente -agrega- hemos mandado fuera en todos los partidos de liga en las primeras partes, y en las segundas, al contrario que la temporada pasada, es cuando el equipo se resiente en lo anímico, falta quizás ese punto de madurez que tenemos que trabajar, porque, si estamos al nivel, podemos competir este año con todas las rivales, pero al poco que bajamos la tensión, también podemos caer ante cualquiera”.
