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Balonmano Fem. - División de Honor Plata

Un Asmubal agarrotado sucumbe en la segunda parte ante el A Cañiza

Las meañesas sumaron una derrota víctimas de sus errores

Equipo femenino del Asmubal de Meaño INAKI ABELLA DIEGUEZ

El Inelsa Solar Asmubal cayó en A Cañiza por 31-27. Lo hizo tras una buena primera parte a la que siguió una segunda intermitente, en que los errores en ataque acabaron contagiando en bucle a una defensa que pecó de ansiedad cuando el A Cañiza tomó su ventaja. Lo mejor, la sensación de que el equipo puede competir esta temporada mejor que hace dos años, cuando su paso por la División Plata Femenina. Muchos partidos se presumen una batalla en las que no todo saldrá bien, como en este de A Cañiza.

Al final Carolina Fajardo, que viajó, incluso pidió jugar en la segunda parte, si bien lastrada por su golpe del pasado fin de semana que le impidió entrenar y que jugó mermada. Sobre la cancha, el partido arrancó igualado, con sucesivos empates o distancias mínimas a favor de uno u otro. Las verdinegras, aún sin soltura, lograban zafar las defensas adelantadas y presionantes que proponía el rival, que alternaba el 4-2 con 3-3 buscando la recuperación de balón. El Saeplast Cañiza, falló en esa fase, se topó a mayores con una Lucía Caneda en portería que cuajó una excelente primera parte para mantener a sus compañeras a flote. Fue en el último tramo de esta primera mitad cuando, en base a ello, las de Juan Costas abrieron una brecha con un 1-4 de parcial, llevando el 9-8 del minuto 20 a un 10-13, merced a sendos goles de Miniño, Cores, Eli Mendez y Agustina Ballada. Una ventaja meañesa que se traducía al descanso con un 12-14 en el electrónico.

En la segunda parte el Inelsa Solar mantuvo la delantera hasta 36 (16-17). Ahí un 3-0 de parcial devolvió a las locales arriba con un 19-17, golpe anímico que no encajaron bien las meañesas.

El Saeplast Cañiza había subido su intensidad defensiva, con acciones entregadas a buscar sacar las faltas en ataque de las verdinegras, y estas acabaron topándose con las decisiones arbitrales, más los palos y la portera local Pamela Arca, que aderezaron con errores propios en lanzamientos francos en un momento clave. Ello contagió a una defensa que mismo pecó de ansiedad ante la renta que estaba abriendo las locales.

En esa situación se vivió el instante decisivo, cuando con un 20-20 en el 43, las verdinegras encajaron un 7-1 de parcial que llevó el electrónico a un 27-21 en el 50. A partir de ahí, ante la impotencia, fue un querer y no poder hasta el 31-27 final.

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