Llegó y besó el santo. Y es que el Bodegas Aquitania Asmubal batió récords, debutando en la Primera Autonómica y consiguió en título a las primeras de cambio, marcando un hito histórico en los 29 años del club. Un equipo que se confirma como la mejor generación balonmanista del sénior masculino del club meañés. El título le cita ahora con el reto añadido de conseguir el ascenso a la Primera Nacional, en un sector que se deberá medir a lo más granado del norte de España, en una sede aún por definir, pero que club y Federación Galega ansían para Meaño. Por medio, los derechos económicos que la Federación Española exige para ello.

Víctor Garrido es manteado por sus pupilos. | // FDV

El Poio el pabellón de A Seca ofreció un partido muy igualado, con un ritmo trepidante en que ofreció balonmano de una categoría superior, meta que persiguen a través del sector nacional de ascenso ambos equipos. Dentro de esa tónica, en la primera parte mandó el Artai, tanto en el juego como en el electrónico, mostrando más empaque ante un Asmubal que al que parecía poderle la presión por la obligación de ganar.

Fue un período en que sólida defensa de los de David Parcero lastró a los verdinegros, que no hallaron fluidez, y que se estrellaban ante el 6-0 bien pertrechado por el centro y, cuando no, con un Picallo en portería que empezó condicionar a los lanzadores por los costados. Atrás, los meañeses sufrían a un Bao difícil de descifrar en cada acción y que, en última instancia hallaba vías para hacer llegar el balón al pivote. A lo sumo, el Asmubal arrancó puntuales empates, pero no fue hasta el 23 en que Mouco -que empezaba a imponer su físico en el pivote-, subía la primera ventaja meañesa con una brillante resolución a mano cambiada tras barrer un balón en los 6 metros (11-12). El Artai no se amilanó contestó poniendo el 14-12, pero acto seguido los meañeses, sacaron partido de la exclusión de Mosquera para materializar un 0-3 de parcial que les llevó con ventaja al descanso (14-15).

El arranque del segundo tiempo fue clave para el cambio de dinámica. Los de Víctor Garrido saltaron a la cancha muy metidos para darle una marcha más a su defensa, engranó el centro y empezaron a encontrar la manija en las ayudas para parar a Bao. El 1-3 de parcial les ponía 3 arriba (15-18 en el 34). Aunque se puso por un momento a un gol, al Artai empezó a costarle lo indecible para anotar, sin hallar nunca una resolución fácil, lo hacerle asomar el cansancio. Y en el 42’, momento psicológico, cuando con un 19-20, Bari evitó las tablas al paró penaltis consecutivos a Bao, en dos penas máximas en el margen en apenas 10 segundos, y a lo que Gehrhardt contestó en la contra (19-21). Un Álvaro Salgueiro “Bari” que se creció en esos minutos, y dio alas a los suyos para llevar la renta a una máxima de 5 en el 49 (21-26).

El partido amenazaba con romperse ahí. Sólo algunos errores en lanzamientos confiados en exceso, más las exclusiones de Piñeiro y Felipe, amenazaron por un momento el partido en el 25 con 25-27 y balón del Artai para ponerse a uno. De ahí al final, protagonismos para las precipitaciones por uno y otro bando sin apenas anotar hasta el 25-28 final.

El técnico Víctor Garrido reconocía que “el título no estaba en ninguna de nuestras previsiones, ni en las más optimistas. El objetivo era poder estar en esos primeros cuatro puestos para entrar a pelear, cuando menos, por opciones de jugar la fase nacional de ascenso, pero esto lo supera todo”. “La clave -agrega- fue como el grupo ha ido trabajando a más conforme avanzaba la temporada, eclosionó en un ambiente ilusionante que nos fue empujando a más”.

Por su parte, el capitán y principal artillero, Carlos Gehrhardt, admitía que “como meañés que soy, este título de liga más y aquella salvación del Teucro en Asobal en la segunda temporada con el equipo, quedarán como los mejores momentos de lo que ha vivido en el balonmano.