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El Arosa suma un empate que resta más de lo que suma

Campillo, del Arosa, despejando un balón aéreo en una acción del partido disputado ayer. | // RICARDO GROBAS

No se fue el Arosa del campo de O Carballo con buenas sensaciones. El tramo final de la primera fase obliga a lucir galones a aquellos que aspiran a las más altas cotas a final de curso. Sin embargo, el Arosa no supo plasmar sobre el sintético la diferencia entre el que quiere ascender y un Atios que pelea por continuar en la categoría.

Las señas de identidad de los porriñeses, especialmente como locales, ya hacían presagiar una tarde de rigores para los visitantes. Y así fue porque el Arosa nunca pudo tener la sensación de comodidad y mando en el juego ante un rival que fue de menos a más para terminar igualado a su rival, no solo en el marcador, sino también en los méritos contraídos.

Sabía José Tizón que hacer estallar por los aires el plan de partido de Rafa Sáez pasaba por ganarle la batalla en la medular. Si bien por calidad sabía que tenía las de perder, el entrenador porriñés apostó por un dibujo en el que la cantidad le diese el control en la sala de máquinas. La apuesta le salió bien, puesto que los arlequinados –ayer de negro– no fueron capaces en ningún momento de tener la sensación de que el partido fluía conforme a sus intereses.

Kilian Villaverde en una acción ayer en O Carballo. Ricardo Grobas

El mínimo consuelo era que el Atios tampoco era capaz de asomarse cerca del área de Álex Cobo. Pero si de ocasiones hablamos, tampoco los visitantes estaban para demasiados alardes. La primera situación con remate a portería fue la que tuvo Kilian Villaverde tras una cesión de Pedro Beda, pero el extremo catalán golpeó de manera defectuosa mandando el balón muy lejos de su objetivo.

El reducido terreno de juego de O Carballo también ayudaba a que la tela de araña tejida por los porriñeses en la medular tuviese más consistencia. A los vilagarcianos les costaba demasiado poder dar continuidad a las posesiones y el juego empezó a moverse más en términos de balón directo y disputas que contribuían a igualar más las fuerzas en el cuerpo a cuerpo.

Las mayores llegadas, que no situaciones de gol, fueron para los de Rafa Sáez. Hasta seis saques de esquina generaron en esos primeros 45 minutos para tratar de encontrar en la estrategia el camino que no aparecía a través de la elaboración. Pero tampoco, el Atios se hizo fuerte y fue ganando en confianza a medida que pasaban los minutos.

El juego se movió en un equilibrio de fuerzas hasta el último minuto. Ricardo Grobas

El paso por el vestuario en el descanso sentó mejor al Arosa. Aquello que le faltó en la primera parte en cuanto a dominio del juego, empezó a asomar en la reanudación una vez el Atios empezaba a acusar los esfuerzos y las distancias en la presión empezaban a ser más holgadas.

También se asomaron al área rival los vilagarcianos. Las primeras manifestaciones fueron sendos disparos desviados de Mon y Pedro García cuando el partido ya discurría mayoritariamente en el campo defensivo de los porriñeses.

José Tizón oxigenó a su equipo con los cambios y el partido volvió a discurrir por una fase de equilibrio en los méritos. También Rafa Sáez, con la entrada de Piay y Róber, utilizó la misma moneda para volver a recuperar la manija y lo consiguió. Mediada la segunda parte, parecía que el gol que decantase el encuentro estaba cada vez más cerca.

Pedro Beda estaba empezando a ganar protagonismo en el desarrollo del juego. El brasileño puso en aprietos al portero en su primer disparo a portería. El consiguiente córner a esa acción también sirvió para que el Arosa lamentase una nueva oportunidad, cuando el disparo de Julio Rey con mucha intención terminó yéndose a escasos centímetros de la portería defendida por Diego.

El punto aleja al Arosa de un Arenteiro que suma de tres en tres. Ricardo Grobas

Julio Rey y Pedro Beda volvieron a ser protagonistas poco después. Fue cuando el primero protagonizó una conducción espectacular de más de 50 metros en una transición ofensiva que terminó con un defensa local derribándole cerca del área. La falta la botó el brasileño, pero su excepcional golpeo se encontró con una no menos excepcional intervención de Diego volando hacia un costado para meter una mano salvadora para su equipo.

El tramo final, sumado a la incertidumbre del marcador, animó al Atios a soltarse en ataque. Joni tuvo una buena situación, pero se topó con Álex Cobo. A continuación, el córner consiguiente fue rematado de cabeza por Stefan en otro susto para la expedición arlequinada.

Todo lo demás, hasta el pitido final, se convirtió en un quiero y no puedo por parte de un Arosa que vuelve a toparse con los empates en su trayectoria. El problema estuvo en otros campos, donde se produjeron las victorias de Bergantiños o Arenteiro, que han hecho que la distancia respecto a los dos primeros puestos se haya visto ampliada en dos puntos más. Todo ello a falta de 10 jornadas para conocerse los primeros dos ascensos.

“El empate refleja con justicia lo acontecido”

Rafa Sáez reconocía a la conclusión que “estábamos bastante alerta por el tipo de partidos que se juegan en este campo y también por el rival, que es un equipo tendente a atacar y a desorganizarse, a buscar transiciones constantemente…. El partido tuvo dos fases en cada parte. Tardamos demasiado tiempo en controlar el partido, invitando a que el contrario sumase acciones de ataque. Luego acabamos muy bien”. Añadió el técnico que “en la segunda pasó al revés. Tuvimos algo más de iniciativa en el juego a la hora de buscar portería, pero en el tramo final el Atios quemó naves y nos puso en apuros. Por lo tanto, el empate se puede considerar que es un reparto de puntos que refleja la justicia de lo acontecido en el terreno de juego. Sabíamos que en la segunda vuelta los partidos iban a ser mucho más complicados y el Atios justificó su buena trayectoria y su potencial como locales”.

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