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Jornada 9 Arosa-Estradense

El Arosa gana desde los once metros

Dos tantos de penalti de Pedro Beda tumban a un Estradense que mereció algo más - Los arlequinados nunca estuvieron cómodos en el partido

Pedro Beda, que anotaría dos tantos de penalti en el partido, trata de llevarse el balón ante dos contrarios. | // NOÉ PARGA

Pedro Beda trata de llevarse el balón ante dos contrarios. | // NOÉ PARGA

Hay partidos durante una temporada en la que lo mejor que le pasa al equipo es el resultado. Así se puede leer lo ocurrido ayer en A Lomba, donde el Arosa sumó una victoria muy importante para continuar en el liderato después de sufrir ante un Estradense que fue, durante muchas fases del encuentro, mejor, y que mereció algo más que marcharse de vacío de A Lomba. Los visitantes estuvieron sobrios en defensa, consiguieron imponerse durante muchos minutos en el centro del campo por mediación de Brais Calvo, y contaron con unos delanteros muy incisivos que obligaron a la defensa arlequinada a esforzarse en frenarlos, tarea en la que brilló Ross. Sin embargo, sus zagueros cometieron dos errores que les acabarían costando sendos penaltis, transformados con una facilidad pasmosa por Pedro Beda.

Pronto se le puso de cara al Arosa el encuentro. Todavía no habían transcurrido los primeros ocho minutos del encuentro cuando Carabán cometía un penalti muy claro sobre Julio Rey. Pedro Beda no falló y puso por delante a los arlequinados. El tanto no deshizo los planes de ambos conjuntos, los dos con presión alta para difuminar cualquier movimiento de balón, y sobre todo, para robar el esférico en una zona peligrosa.

Eso lo consiguió el Estradense en el minuto 15, en un robo de pelota que permitió un pase filtrado a Piñeiro que solo tuvo que superar a Álex Cobo y marcar a placer para igualar la contienda. El meta catalán tuvo que volver a emplearse a fondo en el m. 18, saliendo a los pies de Porrúa antes de que pudiese rematar un centro de Juanín.

En el lado contrario, un cabezazo de Campillo obligaba a Cascallar a lucirse en una parada de mucho mérito que evitaba el segundo tanto local. A pesar de la ocasión, el Arosa estaba bastante incómodo sobre el campo. A los hombres de Rafa Sáez se les atragantaba la presión alta visitante, que les impedía jugar con fluidez, mientras el Estradense jugaba mucho más cómodo, con Brais Calvo ejerciendo de director de orquesta y con Juanín siendo el hombre más peligroso.

El Arosa recurría al balón parado para crear peligro, como en un cabezazo de Javi Otero a la salida de un córner que atrapó Cascallar. Esa ocasión fue preludio de un momento de acoso arlequinado que no consiguió el fruto esperado. Los visitantes sufrían en esas acciones, sobre todo con la incorporación de los zagueros locales y por la estrategia de cada una de las jugadas.

Los cambios de orientación buscando a Javi Otero se convirtieron en la principal opción arlequinada, aunque ningún jugador llegaba a los centros del extremo, que cruzaban toda el área defendida por Cascallar sin encontrar un rematador.

Con el paso de los minutos, al Estradense comenzó a pasarle factura el cansancio, una circunstancia que le obligó a recular y a ceder campo al Arosa. Los hombres de Rafa Sáez se hicieron con el control del esférico, pero no acababan de crear opciones de gol claras antes de que se decretase el descanso.

El encuentro se reanudó con un Estradense más activo, sobre todo con varias acciones de Piñeiro que conllevaron cierto peligro para la meta de Álex Cobo. El Arosa sufría más de lo esperado, sin conseguir hacerse con el balón en el centro del campo, donde los visitantes realizaban un ímprobo trabajo en la presión y, cuando manejaban la pelota, conseguían conectar con sus delanteros con relativa facilidad. Los zagueros arlequinados tuvieron que emplearse a fondo para frenar los ataques del Estradense, una labor en la que brilló Ross, muy bien escoltado por Campillo.

También la tuvo Brais Calvo, pero su disparo lejano se fue alto por poco. Los visitantes se imponían en el medio campo, y aunque las ocasiones no eran claras, todas caían del lado visitante. Los locales tardaron en crear ocasiones, pero tuvieron la más clara en un cabezazo de Róber que se fue lamiendo el palo de la portería de Cascallar en el minuto 65. Sáez decidió modificar el dibujo y pasar a jugar con dos puntas con Joel Sanabria, pero el entramado defensivo visitante seguía sin mostrar fisuras importantes. El Arosa dio un arreón final en la búsqueda de un tanto que le garantizase el triunfo y el liderato en solitario. Con más corazón que cabeza, el Arosa apretaba y fruto de ese esfuerzo llegó un penalti sobre Joel Sanabria. El delantero paraguayo recibió un balón en el área, a trompicones se fue llevando la pelota hasta que se plantó delante del meta visitante, y cuando iba a disparar, un defensa le trabó por detrás. La ocasión no la desaprovechó Pedro Beda, que colocaba el 2-1 en el marcador a falta tan solo de tres minutos para el final.

Sáez dotó de músculo a la medular con la entrada de Pedro García y Sidibé, tratando de aguantar un resultado que era oro puro para su equipo y el Estradense intentó devolver las tablas al marcador, pero sus dos únicos disparos a puerta los atrapó sin problemas Álex Cobo. Los arlequinados recibirán el domingo en A Lomba al Ribadumia en el derbi de O Salnés, con ambos equipos situados en la zona noble de la tabla.

RAFA SÁEZ // Entrenador del Arosa

“Volvemos a ser un equipo fiable como local”

“Hay recursos para sacar los partidos adelante, incluso cuando se atraviesan ante un muy buen rival”. Con esta frase comenzaba Rafa Sáez, técnico del Arosa, su intervención ante los medios, reconociendo que el partido no fue precisamente sencillo y que su equipo tuvo que sufrir y trabajar para sacar tres puntos que le mantienen en lo más alto de la clasificación. Esta victoria es la cuarta consecutiva del equipo, algo que no se conseguía desde 1993, una estadística que “no es algo que tenga en cuenta, ya que me gusta más ver que volvemos a ser un equipo fiable en casa, capaz de solventar situaciones complicadas como la que nos planteó el Estradense.” Sáez reconoce que el equipo estuvo “bastante errático en el dominio del balón, con muchas imprecisiones, pero delante también teníamos a un gran rival”. El técnico arlequinado mira ahora hacia el Ribadumia y se muestra preocupado por la carga de partidos en una categoría “muy exigente que hace casi imposible que se puedan hacer rotaciones”.

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