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Fútbol - Preferente

Sin perspectiva de regresar al campo

Los técnicos de Preferente tienen claro que, antes de enero, no se podrá iniciar la liga

Encuentro entre Céltiga y Cambados de la pasada campaña. | // I. A.

Ocho meses después de parlaizarse la competición, los equipos que militan en la Regional Preferente siguen sin tener un horizonte deportivo claro sobre el que trabajar y las perspectivas a las que se enfrentan no son precisamente positivas debido a la evolución que ha experimentado la pandemia. Conscientes de las dificultades para que la competición se reanude, Céltiga, Cambados y Umia no han comenzado a entrenar ni lo tienen previsto hasta que la Federación encuentre una solución para esta competición. Esa decisión se comunicará a los clubes con seis semanas de antelación para que puedan comenzar a trabajar y llegar con cierto tono físico al inicio de la campaña. Sin embargo, ese regreso a los campos es todavía una incógnita con muy pocas perspectivas de resolverse, al menos, a corto plazo.

“Comenzamos algunos entrenamientos en septiembre, pero pronto tuvimos que dejarlo ante la evolución de la pandemia, y tal y como se encuentra la situación, dudo mucho que comencemos antes del mes de febrero, eso si finalmente hay liga, y si la hay, será totalmente expres”, explicaba ayer el técnico del Céltiga, Edu Charlín. Como deporte federado, podrían entrenar al entrar dentro de las exnciones, pero Charlín no le ve mucho sentido si “no tenemos una competición en el horizonte y no parece que la vaya a haber por el momento”.

Casi un año sin competir es el escenario que se van a encontrar los tres clubes de Preferente, “demasiado tiempo, y resulta complicado planificar algo más allá de algunas directrices de entrenamientos individuales y en su casa para los jugadores, porque sin un protocolo claro y sin la perspectiva de competir en el horizonte, no podemos dar ese paso”, apunta Rubén Cornes “Pénjamo”, técnico del Cambados. Óscar Guimeráns, del Umia, es de los que no pierde la esperanza de volver a ver rodar el balón en algún momento porque “si ha arrancado la Tercera, en algún momento lo hará la Preferente por causa de los ascensos y descensos entre ambas categorías; la pregunta está en cómo lo va a hacer, que eso es algo que desconozco y que veo muy complicado, porque la pandemia se ha llevado por delante todas las propuestas y dudo mucho que comencemos antes de finales de enero”.

Regresar al trabajo y afrontar la competición, señala el propio Guimeráns “va a ser complicado, porque aunque hay mucha gente que quiere volver a tocar balón, también hay otros que conviven con familiares de riesgo y no quieren exponerse a un posible contagio; en Tercera División ya se han aplazado varios encuentros a causa del coronavirus, por lo que la situación no pinta nada bien”. Insiste en que “es muy difícil y complejo planificar un trabajo de preparación para unos jugadores que llevan un año sin competir, pero no nos queda otra que asumirlo; sé que la Federación está trabajando en una solución, pero es muy complicado gestionar todo lo que rodea a la pandemia, para cuanto más lo de poner una fecha para nuestro regreso”.

Charlín reconoce que “los jugadores están llevando con resignación la espera, no nos queda otra; en nuestro caso, cuando regresemos al trabajo, nos encontraremos con situaciones como la de Grégor, que llegará tras estar participando en la dinámica de un equipo como el Arosa, y con otros jugadores que no han realizado trabajo grupal, más allá de su mantenimiento personal, durante un año, y eso va a ser complicado de preparar”.

Pénjamo recuerda que, hasta hace unas semanas “estuvimos haciendo trabajo en grupos reducidos dos días a la semana, sin contacto físico y en un espacio abierto como es Burgáns, más que nada para conocernos y comenzar a generar sinergias entre los jugadores, pero la evolución de la pandemia nos obligó a dejarlo”

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