La Volta a Portugal llega hoy a su momento más decisivo. Será Lisboa la ciudad que dicte sentencia con una contrarreloj individual que, como viene siendo habitual en La Grandissima, definirá el podio de la competición.

Por delante 17 kilómetros de lucha individual en los que quedará al margen el compañerismo propio de vestir la misma camiseta. Es el caso de un Gustavo César Veloso que partirá desde la tercera posición con el objetivo de arrebatarle el último maillot amarillo a su compañero en el W52-FC Porto Amaro Antunes.

Concretamente a las 16.56 horas portuguesas, el vilagarciano tomará la salida. Concretamente cuatro minutos antes que el líder del que le separan exactamente 93 segundos. En el medio de ambos también partirá un Frederico Figueiredo (Tavira) que aventaja a Veloso en un minuto exactamente.

La condición de mejor contrarrelojista que acompaña al actual tercer clasificado, hace que sean muchos los que le sitúen como el principal favorito a subirse al primer cajón del podio en la Praça do Comercio. Serán 17,7 kilómetros con un punto intermedio de un importante repecho, pero con un perfil que se adapta perfectamente a las características de un Veloso que quiere recuperar el amarillo que ya vistió tras ganar la etapa prólogo de solo 7 kilómetros y también una crono individual.

La posible victoria del corredor vilagarciano puede tener incluso una doble vertiente, dado que su retirada podría coincidir con su tercer entorchado de la Volta a Portugal. Cabe recordar que la decisión de colgar la bicicleta estaba tomada para este año, pero la aparición del covid alteró los planes de un corredor que, a sus 40 años, medita muy seriamente decir adiós.

La penúltima etapa disputada ayer deparó la victoria de Antonio Carvalho (Efapel) después de 161 kilómetros entre Loures y Setúbal. La escapada que inició catorce kilómetros antes se pudo concretar en la línea de meta, pese a que no fue capaz de tomar diferencias respecto a un pelotón que se le echó literalmente encima en la llegada, pero sin poder evitar el triunfo de Carvalho.

Ese mismo final igualado supuso que las diferencias entre los candidatos al amarillo se mantuviesen inalterables a la espera de la jornada decisiva en Lisboa.