El IES Fermín Bouza Brey de Vilagarcía es uno de los pocos centros en Galicia que ofrece a sus alumnos la posibilidad de reforzar su formación en el extranjero. A esas becas del Proyecto Erasmus+ acceden, entre otros, los estudiantes del ciclo técnico de entrenador de baloncesto.

Lejos de su país se encuentran estos días dos de ellos. Alejandro Hermelo y Gonzalo García, desde Grecia y Suecia, han tenido que ver como su formación se ha visto interrumpida por una pandemia a la que nadie es ajeno en Europa. Del mismo modo, ambos estudiantes se han convertido en voces autorizadas a la hora de valorar como se está afrontando la situación en sus países de adopción académica.

En un club de la tradición y prestigio del Panathinaikos de Atenas está desarrollando sus prácticas Hermelo. "Aquí está todo parado desde el día 12. Nadie puede entrenar y empleo el tiempo en seguir aprendiendo el máximo baloncesto posible a través de plataformas de scouting o de visionado de jugadas y partidos. Ahora es el preparador físico el que tiene más trabajo con pautas de entrenamiento para estar en casa".

Una de las principales diferencias en el confinamiento griego está en la posibilidad de que en Grecia permiten salir a la calle a hacer deporte de manera individual, "la gente aquí está muy concienciada. Se está tomando todo con mucha responsabilidad, pese a que no hay el número de casos que en España o Italia. Sin embargo, el gobierno de Grecia autoriza salir a la calle a correr siempre y cuando se mantengan las distancias de seguridad".

Acerca de la opción de poner fin a su estancia en el país heleno y volver a casa, Alejandro Hermelo considera que "estoy en contacto con la embajada española y hay la posibilidad de volver en vuelos que están fletando para personas españolas. De momento prefiero esperar hasta después de Semana Santa y valorar un poco como va evolucionando todo en los dos países".

No puede ocultar que poner fin de manera abrupta a una formación de lujo en uno de los mejores clubes de Europa cuesta demasiado, "para cualquier entrenador, sea del nivel que sea, estar en un club como el Panathinaikos durante nueve meses es una experiencia difícilmente rechazable. Ahora no se puede ir al pabellón ni estar con los equipos con los que estaba, pero tengo la esperanza de que todo vuelva a la normalidad y seguir pudiendo compartir conocimiento con entrenadores del nivel que hay aquí".

En Suecia, las medidas adoptadas aún son más laxas en materia de confinamiento. Allí, en la ciudad de Taby, está Gonzalo García Julien con la esperanza de poder estirar la formación hasta el mes de mayo. Todo ello en un país donde poco tienen que ver las restricciones con lo que está pasando en España, "aquí se suspendieron todas las competiciones también, pero cada club decide si quiere seguir con los entrenamientos o no, aunque sí es obligatorio entrenar con el menor contacto posible. En algunos casos las familias prefieren no acudir, pero la gran mayoría sigue viniendo a entrenar con normalidad".

En algunos aspectos hay una exigencia innegociable, "al terminar los entrenamientos el lavado de manos es obligatorio para todos. También si se percibe algún síntoma de febrícula o debilidad inmediatamente se deja el entrenamiento".

Las diferencias, marcadas evidentemente por el menor número de casos de coronavirus que apenas alcanza los 700 reconocidos, también se establecen en materia educativa. "Las universidades están cerradas y también los cursos con alumnos de 16 años o más, pero el resto de los colegios siguen abiertos. Los mayores reciben formación en sus casas a través de internet.

En el caso de Gonzalo García la opción de venirse a España ha quedado aparcada por la amabilidad y amparo que allí se ha encontrado, "la embajada me dijo que era mejor volver a España, pero tanto la coordinadora del Taby Basket como mi casero me dijeron que no iba a tener ningún problema y, sinceramente, las cosas en Suecia están ahora mucho mejor que en España".