Hay partidos denominados como "trampa". Son esos encuentros en los que todo aquello que no sea ganar se considera como un severo tropiezo. Así era el partido que ayer disputaba el Arosa contra el colista, una oportunidad para abrir brecha con sus perseguidores en la lucha por el play off de ascenso. Los arlequinados lograron arrancar un punto, pero pudo ser mucho peor, porque durante todo el partido se estrellaron contra un muro y lucieron una falta de ideas preocupante. Tan solo la fe y el asedio de los instantes finales permitió asegurarse ese punto.

Nada más arrancar, el Arosa ya sumó su primera ocasión. Habían transcurrido 14 segundos desde que el árbitro decretó el inicio, y Joel Sanabria cabeceaba fuera, por muy poco, un centro lateral. La jugada parecía que dejaba a las claras que el encuentro iba a ser un asedio constante a la portería del Paiosaco, pero nada más lejos de la realidad. Los coruñeses plantaron una tupida línea defensiva con dos líneas adelantadas que colapsó al Arosa, y sobre todo, les permitía robar muy cerca del área contraria. Así fue como llegó un disparo de Rojas que obligó a Manu Táboas a meter una mano salvadora en el minuto 4. Con el Arosa atascado llegó el primer contratiempo en forma de lesión. Joel Sanabria se tiraba al suelo por problemas musculares y obligaba a la entrada de Manu Rodríguez. Aunque sin referencia arriba, la entrada de Manu Rodríguez mejoró las prestaciones del equipo.

Así, comenzaron a llegar las ocasiones, dos claras de Jorge Sáez, la primera en un disparo que desvió un defensa cuando se colaba y la segunda tras revolverse en una baldosa dentro del área, pero su disparo se fue lamiendo el palo. Sáez recurría a una solución inédita para fijar a los centrales contrarios. Tras probar con Javi Otero y Jorge Sáez en punta, Pedro García se incrustaba en una defensa visitante que comenzaba a sufrir por el cansancio. Parecía que el gol local era cuestión de tiempo, pero llegó el siguiente contratiempo en forma de tanto visitante. Una falta escorada con centro al corazón del área, mal despeje y el balón le queda suelto a Gamallo que, totalmente solo, supera a Manu Táboas en su desesperada salida. La segunda mitad arrancó con la incógnita de como encajaría el tanto el Arosa. Los arlequinados comenzaron a vivir en campo contrario, pero no encontraban un solo hueco en la tupida defensa visitante tras dar el Paiosaco un paso atrás de forma descarada. Los locales comenzaron a caer en la precipitación, con pelotazos a Pedro García que eran imposibles. Tan solo cuando encontraban las bandas se atisbaba peligro. Así llegó la ocasión de Javi Otero en el minuto 54, al que cometieron un claro penalti cuando disparaba, pero el árbitro no quiso verlo.

Poco a poco, el Arosa encerró a su rival en el área, pero le faltaba la finalización, un tanto que igualase la contienda. La primera ocasión clara llegaría en el 60, con un cabezazo de Jorge Sáez a las manos de Mallo. Una y otra vez los arlequinados percutían sin suerte. El Paiosaco salía pocas veces de su campo, pero cuando la hacía era con mucho peligro. De hecho, Rojo tuvo el segundo en un mano a mano con Manu Táboas, pero el meta local volvió a lucirse para evitar el gol. Al Arosa le fallaban las ideas ante un Paiosaco que se encontraba muy cómodo en su labor de destrucción.

La ocasión más clara para el Arosa llegó en un balón al corazón del área que le cayó a Iago Martínez. El defensa elevó el balón por encima de Mallo y cabeceó hacia la redes, pero por allí apareció Samu que sacó el balón en la línea. Mallo también evitó un gol en un cabezazo de un compañero hacia su propia portería en un córner. El Arosa estaba totalmente volcado, pero la suerte no le sonreía. Ni siquiera con uno más el Arosa encontraba espacios, una superioridad que se acabó con la segunda amarilla a Pedro García en el descuento.

En la siguiente jugada, un centro de Cotilla lo remató Catú. Malló acertó a desviarlo, pero el balón se paseó por la línea, dando tiempo a Pacheco para que empujase el balón al fondo de las mallas cuando ya había cruzado la línea. Era el empate y las pulsaciones se elevaron de tal forma que se montó una tangana espectacular, con varias expulsiones en el banquillo visitante. El encuentro terminó con pelotazos al área visitante y con Manu Táboas subiendo a rematar un córner pero sin éxito.