Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

baloncesto - Liga ACB

Un sueño que se hace realidad

Javier Cal, vecino de Vilalonga, viene de debutar con el Monbus Obradoiro en Liga ACB

Javier Cal antes de comenzar su sesión de entrenamiento en el pabellón del Sar con el Obradoiro. // FDV

El primer paso no es el más importante, pero sí el innegociable para poder continuar cualquier marcha que se precie. Javier Cal Muñiz, a sus 23 años, disfrutó el pasado domingo de la experiencia más significativa de su corta carrera como jugador de baloncesto. Fue en Andorra y con la camiseta del Monbus Obradoiro, donde este vecino de Villalonga debutó en la Liga Endesa ACB. Esos 35 segundos finales de la derrota compostelana en la ciudad pirenaica fueron la corta e intensa experiencia que el canterano del Xuven de Cambados ha disfrutado hasta la fecha en la máxima categoría del baloncesto español.

En su sexta campaña en el filial del equipo compostelano una concatenación de circunstancias le brindaron la posibilidad de sumarse a la dinámica de la primera plantilla por primera vez desde su llegada a Santiago. "Se lesionó Earl Calloway y empecé a entrenar con ellos hace dos semanas. Cuando me avisaron me hizo muchísima ilusión y lo primero que hice fue ponerme a estudiar los sistemas como un loco. Solo quería ayudar y equivocarme lo menos posible. Sé que puede ser algo temporal y solo me centro en ayudar cada día lo mejor que puedo. Casi le diría que me satisface más eso que incluso el propio debut en ACB".

Sobre sus primeras sensaciones a la hora de trabajar entre jugadores profesionales, Javier Cal reconoce que "yo juego en EBA y el ritmo no tiene nada que ver con ACB. Todo pasa en décimas de segundo y tienes que tomar decisiones en el momento exacto para que todo fluya. Cuando empecé venía además del parón de Navidad y aún noté más el cambio, pero cuando me dieron la noticia de que me sumaba a los entrenamientos fue una gran alegría".

Aún recuerda los consejos del entrenador Moncho Fernández nada más llegar al primer entrenamiento: "Me dijo que esperase a que el baloncesto llegase a mí y que lo importante era no cometer errores. La verdad es que me está haciendo sentir como uno más, tanto a la hora de animarme como a la de exigirme como a todos", piensa.

Cuando desde el club le comunicaron que viajaría al partido de Andorra, fueron sus padres, Jesús y María del Carmen, los primeros en emocionarse. Comenta Javier que "ellos son los que mejor saben todo lo que me gusta el baloncesto y que es una recompensa al trabajo hecho. Son muchísimas horas de entrenamientos y decidí venir al Obradoiro hace seis años porque me ofrecieron la posibilidad de entrenar mucho y bien. Es mi motivación porque lo de poder llegar a debutar con el primer equipo ni se me pasaba por la cabeza".

Acerca de la posibilidad de volver a disfrutar de otra oportunidad, apela a la sensatez pues "sé porque he llegado y cual es mi rol. Quiero ayudar a entrenar y, si me toca volver al EBA, allí estaré con la misma intensidad y las mismas ganas".

Compartir el artículo

stats