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fútbol - Categoría Benjamín

Fútbol de salón para despedir el año

El Arousa Fútbol-7 Indoor convierte a Ribadumia en capital de un fútbol singular y de una gran aceptación

Los detalles de calidad no pasaron desapercibidos. // I. Abella

En Ribadumia se juega cada Navidad a un fútbol muy diferente. Un juego en el que tus compañeros se multiplican por cuatro, que son el número de paredes de las que puedes hacer uso para sacar una ventaja. Y es que el Arousa Fútbol-7 Indoor tiene un sello muy particular en base a un modelo de fútbol en el que la diversión es el elemento innegociable.

La segunda jornada que ayer se vivió en el pabellón de A Senra no fue más que la repetición del éxito del primer día. Si el sábado fueron los equipos prebenjamines los que poblaron la instalación, ayer le tocó el turno a los más pequeños, llamados biberones, y a la categoría benjamín.

El flujo de personas que ayer circularon por la instalación ribadumiense fue más que notable. La cifra de cerca de 600 jugadores que por allí pasaron este fin de semana puede ayudar a tomar medida de cuantos familiares pudieron seguir los partidos desde una grada que estuvo totalmente repleta durante todo el día.

Y los que más provecho sacaron a un evento singular en todos los aspectos fueron los propios jugadores. Tal era el nivel de disfrute a la hora de participar que incluso se gustaban en sus acciones. En la edad benjamín, en torno a los 10 años, hubo equipos que mostraron un alto nivel técnico sobre un escenario que nada tiene que ver con los campos donde entrenan y juegan sus ligas cotidianas.

Todo tenía el mismo objetivo, la búsqueda del gol, pero con estímulos diferentes a los habituales. Las paredes, el balón, los espacios y hasta el número de jugadores. Incluso el ritmo de juego era más elevado al haber muchísimas menos interrupciones. Hasta los cambios requerían de cierta habilidad para salir y entrar rápido al terreno de juego sin que el equipo se viese afectado por alguna inferioridad durante el mismo.

El tratamiento que además recibieron los niños también contribuyó decisivamente al ambiente de cita especial de este Arousa Fútbol-7 Indoor. Desde fotografías a establecer amistades con rivales con los que no se suele competir durante la temporada. Cualquier detalle de los que cuida la organización contribuía a engrandecer una atmósfera muy particular como la que ofrece un evento exclusivo en el fútbol gallego de formación.

Y después de casi un centenar de partidos y dos días de competición, más de cincuenta equipos en liza y cera de 600 jugadores, se terminó un fin de semana de fútbol base en Ribadumia que ha servido para abrir boca a un Arousa Fútbol-7 que volverá en 2020 la categoría alevín con la fase previa en Semana Santa y con la fase final que traerá a Ribadumia a la élite del fútbol europeo.

En el campo Mary Paz Vilas el fútbol se convirtió en la excusa perfecta para disfrutar de un día y medio de convivencia en el significado más extenso de la palabra. Los doce equipos participantes tuvieron tanta o más actividad al finalizar cada uno de sus encuentros.

El buen tiempo se convirtió en el aliado perfecto para que aficiones y equipos disfrutaran aún más y mejor de un evento que, en su segunda edición, dejó claro que su crecimiento es una confirmación.

Una cuestión en la que hicieron mucho hincapié desde el Club Deportivo Bamio, como organizador del torneo, es en el respeto y las buenas formas tanto en el terreno de juego como en la grada. Como resultado, todos y cada uno de los equipos hicieron gala de un comportamiento ejemplar en cada partido.

Y para que todo fluyera como debía en un evento hecho por y para la formación, el Club Deportivo Bamio se encargó de que no hubiese lugar a la pausa. Regalos de todos los tipos dieron aliento a unos sorteos que se sucedían a cada hora. No faltaron noches de hotel, sesiones de spa o todo tipo de material deportivo para hacer todavía más agradable la asistencia al evento.

El éxito de organización quedó de manifiesto en los bailes en los que participaron jugadores e incluso aficionados en el propio campo en la ceremonia de clausura. Los corros en torno al equipo campeón dejaron patente que en la cita todos fueron ganadores, si bien el que terminó levantando el trofeo fue el Cordeiro.

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