El Umia demostró que empieza a tomarle la medida al liderato. Lo hizo en un partido en el que volvió a encontrar recursos sobrados para doblegar al rival. Y eso que el Marcón salió decidido, con un ritmo vivo, amparado en su juventud para presionar arriba la salida de balón de los rojillos y obligarles al desplazamiento largo. Y atrás, para maniatarlo, era Pablo el asignado a pegarse a Camiño para pararlo en su zona de influencia.
Aún así el Umia encontraba espacios cada vez que superaba esa primera línea de presión. Y en el minuto 23, en una jugada por banda derecha, Sayar sirvió raso al área pequeña donde apareció Camiño para enviar a la red. Tuvo la opción del empate el Marcón en el 34, con un doble remate de Mallo y Sergio, que achicaron primero Eloy y luego un zaguero. Con el 1-0 llegaba al descanso un partido dinámico, de ida y vuelta, y con apenas faltas que pararan el juego.
En el arranque del segundo tiempo Sergio perdonó el empate en el 54, con un cabezazo franco en área pequeña. Aún lamentando la jugada, el Umia no perdonó acto seguido en la suya. Fue en el 56, con un saque de esquina botado por Camiño, muy cerrado al segundo palo, donde Sayar cabeceó a la red. Y en el 66 un claro penalti cometido trabando a Joseph lo transformó Camiño, sentenciando el choque. Solo una acción aislada en el 68 con un servicio raso desde la banda lo pateaba en área pequeña Mallo. Fue un intento estéril para la remontada, porque solo tres minutos después lo diluía el Umia, otra vez por arriba con una falta escorada que Camiño puso el segundo palo, donde una vez más hizo agua el Marcón viendo como Jorge cabeceaba a la red.
A partir de ahí no hubo opción para más. La defensa de tres ordenada por el técnico visitante no tuvo efecto alguno, si acaso que el Umia se encontrara más cómodo para llegar tocando el balón, disponiendo de más opciones para aumentar la goleada. Un partido que dejó patente que el Umia parece hacerse al liderato, mostrándose como un equipo más maduro que la pasada temporada, con más empaque, recursos, mecanismos interiorizados y confianza en sí para generar peligro.
