El Cortegada afronta uno de los años más complicados en materia económica. La ausencia de un patrocinador, unido a la deuda de la entidad estimada en torno a los 77.000 euros, están limitando mucho el margen de maniobra de la directiva.
De lo que no cabe ninguna duda, pese a las dificultades, es que la primera plantilla seguirá compitiendo en Liga Femenina-2, si bien este año lo hará con la autoexigencia como única responsabilidad. Hablar de play off como objetivo dentro de un proyecto marcado por la austeridad es prácticamente un engaño.
Rubén Domínguez será nuevamente el responsable deportivo de la primera plantilla. Su renovación fue el primer paso abordado en el plano deportivo y a él le han seguido la continuidad de "jugadoras de la casa" como Sara Gómez, Andrea Ríos y Miriam García.
Quien no continuará es Salomé García, que ha fichado por el Barcelona, y tampoco la brasileña Izabella Sangalli ni la inglesa Hannah Shaw. El club está en negociaciones con Cristina Loureiro, que se convertiría posiblemente en la única nacional de fuera de la comarca que jugaría en el equipo.
Por recuperar a canteranas ahora jugando en equipos de inferior categoría, además de las júnior que suben a sénior, pasan también otras de las posibilidades del club a la hora de reforzar la plantilla en materia de jugadoras nacionales.
Donde se hará un esfuerzo es en la contratación de dos extranjeras que ayuden a cubrir las carencias físicas debajo de tablero, pero siempre en un perfil que encaje en un perfil económico para nada ostentoso.
Por otro lado, el club quiere poner en marcha una campaña de socios para potenciar la asistencia a Fontecarmoa en un curso 2019/20 que será el de mayor presencia de jugadoras vilagarcianas en la primera plantilla de las últimas temporadas.
