Siempre hay agoreros que ven el vaso medio vacío, y muchos de ellos se encargaron de salir cuando la organización del Arousa Fútbol 7 adoptaba la difícil decisión de abandonar el lugar donde se ha celebrado los últimos 23 años y viajar de Vilagarcía a Ribadumia. Por delante, tenían un sinfín de incógnitas y una única realidad, la de sacar adelante el torneo con la misma calidad con la que había funcionado en Vilagarcía. Una vez finalizado, la conclusión es que el torneo, en una nueva localización, fue un éxito, sobre todo, por las posibilidades que da disponer de unas instalaciones deportivas como son las de A Senra, con dos campos de fútbol reglamentarios uno al lado del otro, y un pabellón deportivo comunicado con ellos.
Alberto Diz, responsable de la organización del evento, apuntaba ayer que "las sensaciones han sido muy positivas y hemos tenido una muy buena experiencia, sobre todo, gracias a la colaboración que, desde el primer momento, nos prestó el Concello de Ribadumia". Sí es cierto, apunta Diz que no resultó fácil coordinar todo, sobre todo por los traslados que debían realizarse por Ribadumia en plena Festa do Tinto, lo que obligó a "que la gente que se encargaba de eso hiciese un gran esfuerzo para coordinar cinco autobuses que estaban en constante movimiento y que tenían que estar en el lugar exacto para el inicio puntual de los partidos; era una tarea muy compleja, pero se consiguió sin ningún tipo de incidencia".
En lo que respecta al público, la afluencia fue similar a la de años anteriores en A Lomba, ya que el torneo está consolidado y mantiene su consideración como uno de los mejores de Europa. Ahora, organización y Concello se sentarán en próximas semanas para analizar si la experiencia ha sido fructífera y determinar si el AF-7 continúa en A Senra.
