La agónica situación por la que atraviesan Céltiga y Ribadumia se ha visto agudizada por sus sendas derrotas ante Rácing Villalbés y Lugo B. Dos verdugos que además han puesto tierra de por medio respecto a las plazas de descenso, por lo que la dificultad para mantener la categoría ha aumentado exponencialmente.
En esta dinámica de resultados el partido del próximo sábado entre aurinegros y rojiblancos en A Senra adquiere un tinte dramático para los dos equipos. Y es que, sin ir más lejos, tanto Céltiga como Ribadumia ocupan posiciones de descenso con solo un punto de diferencia entre ambos en favor del equipo dirigido por Javi Rey.
Por delante, con solo un puntos por delante del Céltiga figura un Laracha ya descendido por ser filial del Deportivo B, y ya con 35 puntos, cuatro más que el Ribadumia, figuran empatados Arenteiro y Paiosaco.
Las circunstancias mandan ninguno de los dos equipos es ajeno a las consecuencias de una derrota. A falta de siete jornadas, los tres puntos han adquirido una importancia casi dramática, máxime teniendo en cuenta el calendario que le viene por delante. En el caso del Céltiga todavía le restan rivales del calibre del Somozas, Ourense, Lugo B, Bergantiños, Alondras y Silva. Lo más positivo para los de A Illa es que cuatro de sus últimos seis partidos de liga serán en el Salvador Otero.
Al Ribadumia tras el derbi, le tocará medirse a Alondras, Silva, Paiosaco, Compostela, Arosa y Rácing de Ferrol. El tiempo se agota y el margen para el error está prácticamente agotado.
