El derbi de A Lomba se fue para A Illa finiquitando por completo las ilusiones del Arosa de seguir discutiendo una de las cuatro primeras plazas. Nuevamente un vilagarciano volvió a ver puerta en su casa, pero sin vestir de arlequinado. Ya había sucedido con Jorge Fajardo y Fernando Lezcano, pero ayer Pablo Pillado lo hizo por partida doble. Un penalti materializado en el tiempo de descuento terminó decantando el triunfo de un Céltiga con la fortuna de cara.

El plan de partido quedó claro desde el principio. Por un lado un Arosa que renunció desde el principio a la elaboración frente a un Céltiga que, ya desde su dibujo, quiso ofrecer los menores espacios posibles a los locales. El 3-4-1-2 de los de A Illa, unido a la falta de confianza de los locales, supuso que el juego se moviese en una indefinición absoluta.

Las disputas, el juego directo y los segundos balones se convirtieron en vocablos de un lenguaje compartido por los dos equipos. De ahí que las situaciones a balón parado se convirtiesen en el recurso más empleado para acercar el juego a las áreas y escapar de la madeja en la que se había convertido la medular.

El Arosa encontraba su mejor versión cuando Javi Otero, por la derecha, y Chiqui por el otro costado, entraban en acción. Sin embargo, esa verticalidad no encontraba continuidad donde más claridad hacía falta, es decir, en el último cuarto de campo.

El Céltiga, con todos sus fichajes de invierno en el once titular, no alteraba su hoja de ruta. Apostó por un partido largo desde el principio y las cosas estaban yendo como querían. Aunque eso significara no inquietar lo más mínimo a Manu Táboas.

La perseverancia de los de Rafa Sáez estuvo a punto de darle su premio, pero no pudo ser. Un cabezazo flojo de Sylla y una contra desperdiciada fueron opciones desaprovechadas en el tramo final de la primera parte.

La lesión de Pablo González le llevó al banquillo en el descanso para dar entrada al debutante Quique Cubas. Sáez apostó por una mayor presencia en ataque, pero el problema seguía estando en la elaboración del juego. Faltaba continuidad en las acciones e incluso se desprendía una sensación entre falta de energía y debilidad mental que no ayudaba a pensar en los mejores presagios en el bando local.

En la última media hora fue cuando el partido entró en una catarsis que fue en aumento. El balón fue protagonista en las áreas. Un buen centro de Luis García derivó en una volea de Cubas que se encontró con un defensa en su camino a gol. En el córner consiguiente Sylla volvió a rondar, pero su cabezazo mordido no tuvo consecuencias. En el balón parado encontró el Céltiga la manera de meter miedo. Así, un servicio de Jacobo fue rematado de cabeza por Edu Otero y el larguero apareció para evitar el 0-1.

Ya en los últimos diez minutos, los de Javi Rey tenían el partido en el escenario que más le interesaba. Pero todo fue incluso a mejor para sus intereses cuando un resbalón de Manu Rodríguez delante de su propia área permitió a Pillado batir a Táboas con todo a favor. Era el minuto 85, pero el Arosa tocó a rebato y en su primera acción ofensiva empató. Un córner prolongado por Pacheco en el primer palo llegó a la cabeza de Suso que lo mandó a la red para hacer el empate.

En plena montaña rusa de sensaciones para los dos equipos, Javi Nogueira tuvo el 2-1 también en su cabeza. Fue tras un excelente servicio desde la derecha de Javi Otero en el que Marcos Bermúdez apareció providencial para su equipo para sacar el remate de Nogueira con una extraordinaria intervención.

Con el Arosa volcado en busca de los tres puntos, una acción de córner no finalizada dio origen a un contraataque guiado por Diego Lamas y continuado por Santi cuyo centro al área se encontró con las manos de Carlos Torrado. El colegiado no dudó a la hora de decretar el penalti y Pablo Pillado volvió a marcar ya en la prolongación. Un jarro de agua helada para la afición local y un espaldarazo anímico de primer orden para un Céltiga que sigue inmerso en la pelea por alcanzar la superficie de la clasificación.