El Cortegada tuvo que sufrir lo indecible para conseguir hacer buenos los pronósticos que le daban como claro favorito en la visita al Maristas, pero lo cierto es que el conjunto vilagarciano necesitó de una prórroga que incluso pudo no llegar a disputarse si las locales hubiesen aprovechado la última posesión del tiempo reglamentario.

La buena puesta en escena de Hannah Shaw lideraba a las de Rubén Domínguez en los primeros compases. Sin embargo costaba mucho abrir diferencias ante un correoso equipo coruñés. Los dos equipos propusieron un partido de muchas posesiones y el juego fue del agrado de los muchos aficionados que se acercaron al pabellón para presenciar el debut como local del equipo coruñés en la categoría.

La preocupación de las vilagarcianas fue en aumento en el arranque del segundo cuarto. Con 25-19 en el marcador, reaccionaron en base al buen hacer cerca de canasta y a la buena dirección de Sara Gómez. Posteriormente el partido entró en un carrusel de alternativas que no varió hasta el descanso.

Tal fue lo exiguo de las ventajas que la máxima diferencia entre ambos equipos hasta la conclusión serían seis puntos. Así fue que el tercer cuarto se convirtió en otro intercambio de golpes mientras se percibía que la tensión aumentaba a cada minuto.

Los errores se repartieron también a partes iguales con la sensación de que ambos equipos podrían haber hecho algo más para pasar a dominar el marcador de manera más clara.

En el último cuarto y cuando parecía empezar a decantarse todo (50-56), el Maristas volvió a recuperar la esperanza a base de coraje y empató a falta de 20 segundos con un triple y teniendo además la última opción. Pero el partido se fue a la prórroga y en ella el dominio del rebote ofensivo por parte de las vilagarcianas y su mayor experiencia para gestionar pequeñas ventajas terminó por hacer llegar la que es su primera victoria del curso, aunque sufriendo quizá mucho más de lo previsto.