Ribadumia y Céltiga jugarán, una campaña más, en la Tercera División tras conseguir certificar su continuidad. Los aurinegros, en el debú de Luis Carro en los banquillos de Tercera, han completado una campaña en la que casi siempre rondaron la zona tranquila de la clasificación. Sin grandes agobios en la clasificación, el equipo aurinegro consiguió la permanencia varias jornadas antes del final de la misma, mostrando un buen juego en casi todos sus encuentros.

El Céltiga sufrió más, y la posibilidad de caer por un arrastre, como le pasó el pasado año, fue una posibilidad que no se esfumó hasta el partido del pasado domingo ante el Ourense. Los isleños comenzaron la temporada de forma convulsa, con la marcha de Edu Charlín del banquillo tras sumar seis derrotas consecutivas. Manolo Núñez se hizo cargo de las riendas del equipo y aunque con muchas dificultades, la escuadra isleña comenzó a remontar posiciones hasta situarse fuera de las plazas de descenso y de los posibles arrastres de la 2ª B.

El que no ha tenido tanta suerte ha sido el Villalonga. Los celestes, tras la marcha de Antonio Fernández al Alondras y de un buen número de jugadores, construyeron un equipo bastante limitado que pusieron en las manos de César Sánchez. Tras un inicio ilusionante, los celestes se vinieron abajo y estuvieron más de una vuelta sin ganar, lo que les hundió en un pozo que, pese al cambio en el banquillo, con la llegada de Luis Oliveira, no han logrado salir, consumándose el descenso a Preferente.