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fútbol - Tercera División

A Cangas con el espíritu del 75

Lezcano, Gómez y Coira recuerdan aquella tarde y la peregrinación de aficionados

El portero Claudio, Gómez, Tinín, Petelas, Lezcano, Jiménez, Coira, Núñez, Chenel, Toriello y Carolo. // FDV

También fue un mes de mayo cuando el Arosa conquistó futbolísticamente Cangas por primera vez. De eso ya han pasado 43 años, pero los componentes de aquel equipo todavía recuerdan con emotividad lo que supuso aquel ascenso a una Tercera División equivalente a la actual Segunda B.

Aquel equipo entrenado por López Quis solo necesitaba un punto para conseguir el título de la Serie A y evitar que el Compostela le arrebatase tal logro. Y con ese objetivo se desplazaron a O Morrazo acompañados por centenares de vilagarcianos que, en autocares y vehículos particulares, no quisieron perderse un partido que fue clave para la confirmación de la entidad como referencia del fútbol autonómico.

El lateral derecho aquella temporada fue ocupado por José Manuel Gómez. "En Cangas hicimos un partidazo. Fue un partido muy duro por su parte, pero nosotros teníamos una calidad técnica enorme. Jugamos toda la temporada con un 4-3-3 y arriba teníamos a jugadores muy habilidosos como Carolo y los hermanos Coira. Cada vez que jugábamos en A Lomba las gradas estaban llenas una hora antes de cada partido".

Aquella fue su primera temporada en Vilagarcía, "pertenecía al Rayo Vallecano, pero estaba haciendo la mili en Figueirido y conocí a Lezcano. Tenía una oferta del Pontevedra, pero tenían cuatro laterales buenísimos y entendí que me beneficiaría jugar en el Arosa".

El jugador que más veces ha vestido la camiseta del Arosa hasta la fecha, Fernando Lezcano, tiene recuerdos agridulces de aquella tarde de 1.975 en Cangas, "no se me olvidará en la vida la caravana de coches de kilómetros detrás del autobús a la vuelta a Vilagarcía. Paramos a cenar en el Altamira y la alegría que había allí era muy emocionante". La nota discordante en su memoria fue su lesión, "ese año era el máximo goleador del equipo jugando como centrocampista y Lago, que luego jugó en el Arosa, me hizo una entrada que me obligó a quedarme en el vestuario en el descanso".

También Carlos Coira no duda en afirma que aquel ascenso "nos costó mucho y fue muy celebrado en Vilagarcía. Teníamos un equipo que era una piña y con mucha gente de la casa. Había mucha calidad y mucho compromiso. Jugar en el Arosa era un privilegio reconocido en toda Galicia. Nos quedó una amistad para toda la vida".

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