Sensaciones agridulces son las que deja la derrota del Xuven en Barcelona. Amargas por el resultado, pero positivas por el hecho de haber plantado cara hasta el último momento al cuarto clasificado de la liga con una rotación reducida a solo siete jugadores. El extraordinario acierto desde la línea de tres puntos del Torrons Vicens-L'Hospitalet, con 16 aciertos de 32 intentos, fue el factor determinante de su victoria.

El juego se convirtió en un ir y venir constante en la búsqueda de canastas por el camino más corto. La laxitud de las defensas alimentaba el acierto en un primer cuarto pleno de puntería por parte de ambos equipos repartiéndose siete triples en ese intervalo. Devin Schmidt empezó pronto su particular festival con cuatro de sus ocho triples anotados ya en los primeros diez minutos. Pese a ese acierto fuera de lo común, el Xuven no le perdía la cara con un buen juego en el que la agresividad de Samu Barros en el uno contra uno y las canastas de Will Saunders mantenían a los suyos.

Los de Chiqui Barros fueron claramente a más coincidiendo con la entrada en cancha de las primeras rotaciones locales. Juanchi Orellano marcaba el ritmo de partido que más convenía y el equipo se sentía muy a gusto. Jawara fue tomando poco a poco mayor protagonismo y el Xuven dio un primer hachazo en el marcador (28-36) que obligó a la reflexión, y no precisamente a la política, en el banquillo catalán.

Un triple de Saunders incluso aumentó luego un poco más la ventaja (30-39), pero solo sirvió para cambiar el cambio de tendencia en la iniciativa del juego. El cansancio empezó a hacer mella en los pocos jugadores del Xuven y L'Hospitalet no desaprovechó la situación para protagonizar un parcial de 19-2 hasta el descanso con un Schmidt que había vuelto a encontrar el tubo al aro visitante.

El necesario descanso sentó muy bien a los amarillos, especialmente a un Will Saunders que, con siete puntos en cuatro minutos, lideró el ataque (58-54). En el otro bando Schmidt seguía a lo suyo con triples y más triples que no impidieron que el Xuven llegase por delante al inicio del último cuarto.

Esa renta fue aumentándose hasta un jugoso 70-79 con Samu al mando de las operaciones. Fue entonces cuando los catalanes decidieron cambiar su defensa a una zona y al Xuven se le empezó a encoger la mano. Un parcial de 15-0 en poco más de tres minutos (85-79) obligaba a un equipo ya muy cansado a toda una proeza. El acierto de los locales con sus dos últimos triples de su festival de puntería particular terminó por finiquitar la que es la séptima derrota de los cambadeses.