Se hizo esperar en demasía, pero la reconciliación del Arosa con los triunfos se plasmó ante el Racing Villalbés. No sin poco sufrimiento puesto que hubo que esperar al minuto 70 para declinar un marcador que apuntaba a otro insulso empate.

Sabían los de Jorge Otero que el de ayer no era un partido cualquiera. Había que pisar el acelerador desde la primera acción para que la ansiedad no hiciese aparición. El aficionado arosista no estaba dispuesto a dar la más mínima concesión en cuanto a la entrega y los jugadores entendieron que había que salir con todo desde el arranque.

Un activo Iago Beceiro apareció con criterio en la zona de tres cuartos buscando la verticalidad. Solo iban transcurridos dos minutos cuando su conexión con Yerai dio lugar a un mano a mano en el que Marcos salió airoso. El ritmo y la circulación de pelota hicieron inútil el intento visitante de presionar desde bien arriba. Los de Otero superaban con facilidad esa primera línea defensiva y la banda izquierda se convertía en toda una autopista con Beceiro sacando a relucir potencia y calidad.

El desatado primer cuarto de hora de partido de los vilagarcianos culminó con un perfecto desmarque de ruptura de Javi Pazos para habilitar la buena asistencia de Beceiro, pero el remate del máximo goleador arlequinado se fue excesivamente cruzado.

La siguiente fase de partido se convirtió en una de mayor control. Óscar Gilsanz, entrenador visitante, decidió juntar más al equipo con un cambio de sistema y los espacios que tan bien estaba interpretando el Arosa empezaron a escasear. El balón empezó a campar entre pases por la línea defensiva local buscando un resquicio por el que empezar a construir ventajas, pero el Villalbés no mordía el anzuelo convirtiendo muchas de las posesiones en intrascendentes.

Con Yerai más pendiente de dibujar diagonales que de dar amplitud por banda derecha, solo el costado de Beceiro parecía tener la fórmula para llevar el balón hacia la portería rival. Con todo ello ninguno de los dos equipos fue capaz de hacer un disparo a portería hasta el descanso con el aburrimiento generalizado de los presentes.

Nada cambiaría en la reanudación. El Villalbés no inquietaba lo más mínimo a Lloves mientras el Arosa se frustraba tratando de combinar y darle velocidad al balón sobre un tapete en muy malas condiciones para el fútbol técnico.

Había que tratar de alterar el orden establecido y Otero se giró hacia su banquillo para buscar en Sylla la solución y la apuesta le salió perfecta. El potente jugador senegalés, a base de potencia y trabajo, fue inclinando la contienda a favor de su equipo. Incluso mostró su calidad en la asistencia dada a Javi Pazos desde más allá de medio campo. El envío aéreo termino en un control orientado con el pecho en la frontal para anticiparse al central y batir por bajo a Marcos en su dubitativa salida.

Quedaron tocados los lucenses con el 1-0. Les costó reaccionar y se fueron resignando a su impotencia a la hora de poder generar peligro real en la portería de Sergio Lloves. Manu Justo tuvo un potente disparo que obligó al portero visitante a lucirse para evitar el 2-0.

Con el tiempo a punto de expirar el Arosa dio un paso atrás para no dejar escapar los puntos. Ni siquiera el suspense final alteró la plácida victoria local gracias a su solidez en materia defensiva.