El baloncesto y las matemáticas guardan una relación muy estrecha desde hace muchos años. Al igual que en cuestiones de álgebra, la lógica es un factor indispensable a la hora de extraer de las estadísticas conclusiones acertadas de lo sucedido sobre una cancha. Los silogismos de lo tangible ayer en Tarragona ayudan a deducir que el Xuven perdió por una alarmante falta de dureza a la hora de poner freno a la sangría anotadora de su rival durante toda la segunda parte.

Los 53 puntos encajados tras el descanso, unido al 71% en tiros de dos alcanzado por los catalanes, ayuda a entender parte de lo sucedido. Si a ello se le añade que los de Berni Álvarez, a partir de cargar más su juego de ataque en sus interiores, fueron a la línea de personal hasta tres veces mas que los cambadeses, pues prácticamente queda resuelta cualquier incógnita. Un dato más es que solo Ferrán Torres fue capaz de anotar las mismas canastas de dos puntos que todo el juego interior amarillo, además de ser capaz de ir al tiro libre en ocho ocasiones, las mismas que todo el equipo de Miguel Ángel Hoyo al completo.

Lo de Tarragona volvió a ser una montaña rusa de baloncesto y de emociones. El Xuven fue nuevamente capaz de lo mejor y lo peor. El primer cuarto fue de despertar tardío para los amarillos, pero un 2-14 de salida en el segundo acto hizo albergar esperanzas. El juego cambadés fluía coincidiendo con el mayor protagonismo en el mismo de los interiores. Gelazonia, Hopfgartner y Alberto Rodríguez se repartieron 18 de los 30 puntos con los que dobló el parcial su equipo para irse al descanso con un 37-43.

La falta de instinto ganador volvió a pasar factura en la segunda parte. A base de deseo, el Tarragona fue abriendo la herida defensiva del Xuven con canastas cada vez menos trabajadas. Se había dejado de defender como exige la categoría. Ni siquiera el acierto desde la larga distancia bastaba para cambiar el sino de los acontecimientos en el último cuarto. Un arrebato de orgullo les situó a seis puntos y con balón, pero los árbitros no suelen ayudar al que va con prisas.