El Xuven pasó un auténtico vía crucis en O Pombal. La derrota no fue más que la consecuencia de la manifiesta superioridad del Lucentum Alicante. La única duda que queda es que hubiese pasado si los cambadeses no fuesen el equipo desnortado en ataque y complaciente en defensa que ayer se empeñaron en parecer.

Ni siquiera el habitual buen comienzo de los partidos de los de Miguel Ángel Hoyo se dejó ver. Habían transcurrido los primeros cinco minutos y solo se había anotado una canasta en juego. Por contra los alicantinos ya habían impuesto un ritmo dispuesto a castigar todas y cada una de las concesiones que se encontrase.

Las nueve pérdidas de balón de los locales en el primer cuarto no se quedaron solamente en eso. La mayor parte de ellas, y de las diez más que completaron la estadística, fueron el origen de transiciones que acabaron con canastas de alto porcentaje.

Las ventajas del Lucentum ya fueron superiores a la decena desde muy pronto. El Xuven fue capaz de reponerse al primer gran golpe (23-28) con Joel Almeida como brazo ejecutor. Esa sería la distancia más corta a la que estaría el Xuven en el marcador en todo el partido. En poco más de un minuto, los visitantes ya volvieron a recuperar su colchón (25-35).

Una técnica a Alberto Rodríguez fue el inicio de un parcial de 0-7 con el que se llegó al descanso con un 29-45 y la incómoda sensación de que al Xuven le estaba faltando algo más que baloncesto ante un rival que tampoco tuvo que complicarse en exceso para dominar cómodamente.

Los cambadeses sabían que el guión establecido no era el apropiado. Había que encontrar ese cosquilleo anotador que tanto le ha acompañado a lo largo de la temporada, pero el acierto no estaba por la labor de aparecer. El 3/22 en triples es elocuente. Eso fue generando cada vez más ansiedad en un equipo que se olvidó de correr a la misma velocidad hacia adelante que hacia atrás. Las canastas en transición del Lucentum eran moneda de cambio a la cada vez más impetuosa y menos cerebral ofensiva del Xuven.

La defensa amarilla mejoró por momentos especialmente en los ataques estáticos de los levantinos. Eso hizo que por momentos el partido se apretase, pero el punto culminante fue cuando a poco más de cinco minutos para la conclusión, y con 55-65, el Xuven se pasó casi tres minutos sin anotar. Aquello fue demasiado crédito para un rival que puso nuevamente la ventaja en los 15 puntos y terminó por dilapidar cualquier esperanza para la afición local en la que fue sexta derrota consecutiva en casa.

Tres son los partidos que restan para el término de la temporada regular y un mínimo de dos las victorias que le quedan por conseguir para repetir presencia en el play-off de ascenso, si bien ahora no se puede obviar que el descenso se ha convertido en una amenaza más que latente.