Tenía motivos de sobra David Sierra para estar contento al término del encuentro. Acostumbrado esta temporada a ver como se le escapaban muchos puntos en los últimos minutos, esta vez cambió la suerte, "me pareció que hacía justicia ese gol. Buscamos el premio hasta el final y nos tocó a nosotros sacarlo. Cuando ya estábamos valorando el punto que teníamos pudimos celebrar una victoria que nos ayuda mucho en todo los sentidos".

El técnico incluso fue expulsado al entrar al campo para celebrar el gol 300 de Changui, "marcar 300 goles en una carrera deportiva son unas cifras brutales. Changui tiene muchísimo mérito, yo lo valoro mucho más por la implicación que tiene. Es un auténtico profesional".

El Villalbés es el rival que llegará a A Senra el próximo domingo, "vamos a prepararlo bien a ver si encadenamos dos victorias consecutivas".

Al ritmo del gol número 300 en la prolífica carrera de Changui, el Ribadumia, cual ejército de espartanos, sacó adelante una de las batallas claves en la guerra por la permanencia en Tercera División. Sucedió en Noia y en un escenario marcado por el viento y el mal estado del terreno de juego para añadir más argumentos a la heroica de unos importantes tres puntos gestados en una genialidad más del delantero de Boiro en el último minuto de partido.

Desde el arranque los de David Sierra se adaptaron perfectamente a la situación. Toco reforzar la medular para las disputas que se esperaban en el guión y los aurinegros protagonizaron unos primeros veinte minutos en modo tornado. No solo por el dominio sino también por el número de ocasiones generadas. Primero Nando no acertó en un mano a mano con Toledo y, poco después, Changui se lamentó del mal estado del campo cuando un mal bote le impidió rematar en una inmejorable posición.

Tal fue la puesta en escena de los visitantes que el hecho de no haber marcado se veía con cierta sensación de injusticia. Más aún cuando el partido fue tendiendo hacia una fase de un mayor equilibrio de fuerzas. La imposibilidad de hacer rodar el balón con unas mínimas garantías hizo inevitable que el juego fuese entrando en una dinámica de balones aéreas y fútbol directo que no se tradujo en ocasiones en ninguna de las dos áreas. Al menos, al Noia le sirvió para sacudirse el dominio al que se vio sometido en el primer cuarto del encuentro.

Tras el paso por vestuarios se añadió un protagonista al juego. Y es que el viento empezó a soplar con fuerza apuntando hacia la portería de Javi Sánchez, convirtiéndose además en el mejor delantero de los locales. Hubo que focalizar la concentración defensiva para poder contener los arreones de un Noia que, con más empeño que calidad, rondó en varias ocasiones el área ribadumiense aunque sin encontrar situaciones para remates francos.

Tal fue la influencia de la fuerza de Eolo en el devenir del partido que en cuanto ya no soplaba tanto el Ribadumia encontró nuevos caminos hacia la portería rival. Changui volvió a avisar de sus intenciones con un balón recogido a la espalda de los centrales, pero terminó escorándose demasiado como para acertar en el disparo. Sin embargo la llegada más clara fue la que tuvo a Hugo como estilete. El pontevedrés tuvo tiempo y espacio para encarar a Toledo. Condujo hasta su encuentro, pero se precipitó en el disparo y perdió el duelo.

Parecía que no había manera de plasmar ese dominio. Más aún cuando el colegiado no quiso saber nada de un clarísimo penalti sobre Changui. El delantero se anticipó a Toledo en un balón dividido y tras tocar el balón, el diez aurinegro fue derribado con una patada ostensible del portero. Era ya el último tramo del partido y la no señalización sirvió para redoblar la alegría poco después cuando se decidió el duelo.

El Ribadumia se encomendó a su enorme delantero y éste apareció en el último minuto. Recogió un balón en el área, se revolvió y mandó su remate al larguero y el balón botó incluso sobre la línea. El rechace llegó a pies de Hugo que, con una gran templanza, centró a la aparición de Changui en el área pequeña para hacer el gol 300 de su carrera y dar tres puntos de oro a su equipo.