La apertura futbolística del 2016 para el Ribadumia no deparó precisamente buenas noticias. Sin duda lo mejor fue el punto obtenido, más aún teniendo en cuenta las dificultades que se le fueron acumulando a los locales. Y es que terminar el partido con nueve jugadores añade una indudable plusvalía al botín obtenido, independientemente de que el partido se presentase como vía de escape de la zona de descenso.

La propuesta de los locales no varió un ápice respecto sus costumbres pese a lo pesado del estado del terreno de juego. La posesión del balón era la norma, pero sin la fluidez de otras tardes más propicias para la exquisitez técnica. Pese a ello no se supo nada del Galicia de Mugardos en materia ofensiva. Todas y cada una de las intenciones de gol se desarrollaron en una única dirección.

Un potente disparo de Fran Matos fue la primera de las situaciones en las que el Ribadumia avisó de sus intenciones. Changui tampoco tardó demasiado en aparecer. Un buen pase filtrado de Hugo le plantó solo ante Paco al que superó, pero la escasa potencia de su disparo permitió a un defensa visitante impedir que la pelota cruzase la línea de meta.

Como no podía ser menos, los locales persistieron en el empeño ante un rival que parecía desnortado sobre el césped de A Senra. Incapaz de mantener el balón y sin encontrar en ningún momento la posibilidad de abastecer a sus atacantes.

Con el campo totalmente inclinado hacia el área visitante, llegó la acción del tanto que adelantó a los ribadumienses. Una extraordinaria acción individual de Pacheco por la banda derecha finalizó con un pase a Changui. El delantero de Boiro se revolvió para dejarle el balón de frente a Hugo cuyo disparo desde la frontal del área, y tras tocar en un defensor, terminó convirtiéndose en el 1-0.

A medida que el estado del terreno de juego iba empeorando por la incesante lluvia, el juego tomaba un cariz mucho más espeso. Cada vez costaba más hacer llegar el balón con cierta ventaja a las áreas. En una de esas escasas situaciones, los locales pudieron hacer el 2-0. Fue en una contra en la que Changui sirvió un buen balón al espacio para la velocidad de Agus que se plantó ante Paco optando por el regate hacia afuera en lugar del disparo, pero con el quiebro se escoró demasiado y su remate se paseó por la línea de gol sin que nadie llegase a empujarla. El propio Changui también avisó con un intento lejano poco antes del descanso.

La puesta en escena tras el descanso hacía intuir un partido totalmente diferente. Los de Mugardos subieron varios puntos su intensidad. Álex Díaz dispuso de dos remates consecutivos para hacer el empate, pero también poco antes Paco sacó una gran mano a disparo de Changui tras un plástico pase de tacón de Julio Rey, quien poco antes lo había intentado desde la media distancia.

Cuando las fuerzas estaban más equilibradas llegó la expulsión de Jon por segunda tarjeta. Poco antes Brais Abelenda dio otro susto con un cabezazo alto. Fue entonces cuando el equipo de los hermanos Veiga levó anclas y adelantó líneas. Dani Ramos de volea volvió a avisar. Fue el prólogo a la acción del polémico penalti. Los locales reclamaron una falta previa sobre Arán en una disputa aérea y tampoco quedó nada claro si Javi Sánchez tocó a Álex Díaz tras llegar antes el delantero al balón. Lo cierto es que el propio Díaz ejecutó a la perfección la pena máxima.

Con el partido desatado, Paco volvió a lucirse a un cabezazo de Nando mientras el Galicia de Mugardos trataba de sacar partido a una superioridad numérica. Un hecho que se acrecentó en el noventa con la expulsión por roja directa de Miguel. Una acción que hizo evidente el clamor del Ribadumia contra la actuación arbitral.